Por DIEGO BATTISTESSA
Que Puerto Rico sea un país más consciente, atento e informado es el objetivo que se ha marcado la periodista Bianca Graulau, de 32 años, con la difusión de reportajes que profundizan en los problemas de la isla. Sus historias presentan a personajes emblemáticos que rescatan el territorio y la cultura boricua, y contundentes denuncias contra los poderes económicos y políticos que promueven la especulación en la isla caribeña. Con casi un millón de seguidores en sus redes sociales, la reportera se ha convertido en una figura de alto impacto: a finales de 2022 dirigió un proyecto documental junto al rapero puertorriqueño Bad Bunny, con el título El Apagón – Aquí Vive Gente, en el que denuncian los cortes de luz y la gentrificación de ciertas zonas del país.
Nacida en Puerto Rico, emigró en 2008 a Estados Unidos para cursar la carrera de Periodismo. “Estudié en la Syracuse University de New York y posteriormente trabajé en distintas zonas del país, tanto en inglés como en español, hasta 2020, cuando decidí volverme a Puerto Rico”, recuerda. Fue en plena pandemia de covid-19 cuando tomó la decisión de dejar un trabajo seguro en los medios de comunicación estadounidenses para regresar como periodista independiente a su tierra natal, junto a su familia. “Pienso que mucha gente tuvo momentos así durante la pandemia, momentos trasformadores que nos empujaron a hacer cosas que pensábamos imposibles. Mi aprendizaje en todo eso está ahí, en atreverse a creer en tu pasión y dar el paso”, comenta la joven periodista durante una entrevista realizada por videoconferencia.
Son muchas las historias de Puerto Rico que ha dado a conocer al público a través de una manera de comunicar que, como ella dice, “se escapa del periodismo tradicional que enseñan en la universidad”. Una comunicación multicanal que realiza principalmente a través de su plataforma de YouTube y de sus perfiles de TikTok e Instagram. “El periodismo se hace donde la gente te escucha”, subraya Graulau, que en 2022 lanzó un exitoso proyecto de video-pódcast llamado Profundizando con Bianca Graulau. En este espacio, ha tratado diferentes temas a través de diversas entrevistas a puertorriqueños que destacan en sus campos de acción. En uno de sus episodios, charla con la política demócrata Alexandria Ocasio-Cortez (AOC), de ascendencia puertorriqueña. “Tengo mucha admiración por las mujeres puertorriqueñas que entrevisté en este video-pódcast, mujeres talentosas y valientes, y creo que como mujeres que tenemos que enfrentar tantos retos en un mundo que está hecho para los hombres, es importante que nos levantemos y apoyemos mutuamente”, afirma.
Denunciar las distorsiones del sistema
Graulau no solo hace entrevistas, sino también detallados reportajes en los que denuncia, apoyada por otros profesionales, cómo la isla se está transformando en un paraíso de inversiones libres de impuestos para los extranjeros ricos. Un ejemplo son sus investigaciones sobre la Ley 60 para servicios de exportación y comercio y para inversores individuales, impulsada desde el Gobierno de Estados Unidos. Esta norma, en la práctica, incentiva la privatización de recursos públicos de las comunidades de la isla, lo que se materializa en la gentrificación de zonas como el barrio de Puerta de Tierra, en el cierre de facto de playas públicas y en la concesión de servicios básicos (como el eléctrico) a compañías extranjeras (como el caso de Luma Energy).
Así, el de Graulau es un periodismo que toca poderosos intereses, con nombres y apellidos, y que demuestra la valentía de quienes, como ella, de manera independiente, se enfrentan a las distorsiones del sistema. “Hasta la fecha no he recibido amenazas, pero este pensamiento está a menudo en mi cabeza y soy consciente que hay un cierto nivel de riesgo en este tipo de trabajo, así es el periodismo”, comenta.
Para financiarse, Graulau recurre al apoyo de sus seguidores en la plataforma Patreon (sitio web de micromecenazgo para proyectos creativos) y a financiaciones puntuales de empresas privadas. “Los auspicios de empresas privadas continúan siendo un reto, porque, por un lado, yo quiero mantener mi independencia editorial, y, por el otro, es difícil afiliarse a una compañía sin saber si estoy de acuerdo con todas sus prácticas”, explica.
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