Por Victoria Dannemann
La creciente cifra de periodistas encarcelados, obligados a salir al exilio y asesinados desafía el futuro del periodismo en América Latina. El entorno para la prensa es hostil. Catorce países latinoamericanos figuran en un puesto peor que el 100 en el indicador de seguridad del Índice de Libertad de Prensa 2024 de Reporteros sin Fronteras (RSF), que evalúa a 180 países. Entre los más peligrosos están México (puesto 165), Nicaragua (164), Honduras (152), Guatemala (151) y Venezuela (144).
Entre 1992 y 2024, 229 periodistas fueron asesinados en Latinoamérica y el Caribe por motivos relacionados con su labor, según los registros del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ). Entre ellos, 86 mexicanos.
En casi el 80% de los casos en el mundo los autores de estos crímenes logran burlar a la Justicia. De acuerdo con el Índice de Impunidad Global de 2023 de CPJ, Haití se ubica, a nivel mundial, en el tercer lugar, México en el séptimo, y Brasil en el décimo. Según Jodie Ginsberg, presidenta del CPJ, «el mensaje es claro: es válido atacar a los periodistas”.
«América Latina se ha convertido en la región en la que, sin haber una guerra, es el sitio más difícil, peligroso y letal para hacer periodismo, especialmente por el caso de México”, dice a DW la periodista Marianela Balbi.
La directora ejecutiva del Instituto Prensa y Sociedad (IPYS) Venezuela alerta sobre «el ataque directo contra periodistas, muchas veces precedido de un discurso muy estigmatizante y que criminaliza, desde el poder, la labor de la prensa. Es un rasgo que comparten muchos países en la región, tanto democracias, como autocracias como Venezuela y Nicaragua. Hay una intención de minar la credibilidad de la prensa y de los periodistas”.
Balbi observa también la tendencia a la judicialización, es decir, la apertura de juicios contra periodistas y el uso de la Justicia como mecanismo para hostigar y silenciar a la prensa. «Perú es un país particularmente expuesto a eso, pero también ocurre en Argentina, y tenemos el caso de Guatemala, donde José Rubén Zamora lleva 800 días detenido, o el de los periodistas del portal venezolano Armando.info, que debieron salir al exilio hace siete años por un juicio de una persona vinculada al chavismo”, señala.
En los últimos seis años, unos 278 periodistas se vieron forzados a huir de Nicaragua por la persecución del gobierno de Daniel Ortega, según consigna la Fundación por la Libertad de Expresión y Democracia (FLED).
Nuevas leyes en Venezuela, Nicaragua, Argentina, El Salvador y Cuba imponen restricciones a la libertad de prensa. A esto se suma la precarización del oficio ante el auge de la comunicación por redes sociales y sitios de internet, y el cierre de medios escritos, lo que también puede frenar a la hora de elegir esta carrera, impulsar la deserción de los estudios o el cambio de oficio.
¿Una carrera en riesgo?
Los indicadores de la Red ÍndicES, de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) muestran una leve baja en el porcentaje promedio de estudiantes en la educación superior en el campo de Ciencias sociales, periodismo y comunicación en América Latina: de 8,52% en 2013, a 8,11% en 2022. Entre los países incluidos en el informe, El Salvador tiene un descenso de 9,86% a 6,11% y México pasa de 9,60% a 7,84% en el mismo período.
En este último país, si bien planteles grandes mantienen un numeroso alumnado y matrículas al alza, hay una caída en el ingreso y el egreso en periodismo y comunicación en varias facultades, según DATA México, plataforma de la Secretaría de Economía.
En la Universidad Autónoma de Guerrero, en 2018 hubo 544 matrículas en Licenciatura en Ciencias de la Comunicación, y en 2022 bajó a 481. La misma carrera en la Universidad de Baja California tuvo 1063 matriculados en 2018, y 778 cuatro años más tarde. El Centro Universitario en Periodismo y Publicidad pasó de 82 matriculados a 42, y la Licenciatura en Periodismo en la Escuela Carlos Septién García, de 255 a 147.
Optar por el periodismo, a pesar de todo
Estudiar periodismo es optar por una profesión que enfrenta asesinatos, encarcelamientos, persecución en línea y fuera de línea, ataques físicos y digitales y acoso judicial, y que afecta no solo al periodista de investigación, indica a DW Cristina Zahar, coordinadora para América Latina de CPJ.
«Ellos son el blanco más visible, porque exponen los malos actos del poder. Pero también pasa con periodistas de otras áreas. Después de las elecciones en Venezuela hubo al menos seis casos de periodistas encarcelados y una en arresto domiciliario, Carmela Longo, periodista de entretenimiento que trabajaba en un medio pro gobierno”, dice la periodista brasilera.
«Hay un panorama muy hostil. El periodista va a pensar muy bien dónde va a trabajar y si quiere hacer investigación. Llevo más de 30 años de carrera y cuando estudiaba el riesgo de la profesión era ser corresponsal de guerra. Hoy el riesgo es ser periodista, no importa en qué país”, apunta.
«A pesar de este escenario horrible, veo muchos jóvenes que se deciden por el periodismo de investigación, lo que me alegra mucho y da esperanza. He conocido medios de investigación en toda Latinoamérica y veo muchos jóvenes allí. Tienen un sueño, quieren cambiar el mundo”, destaca la representante de CPJ. «En ese semillero vemos mucho compromiso y vocación, y, afortunadamente, se han hecho redes regionales importantes y hay organizaciones que están formando a periodistas”, aporta Balbi.
La periodista venezolana concuerda en que los peligros de esta profesión pueden afectar el interés por ejercerla: «Sin duda, es el riesgo que corremos. Hay situaciones en que terminas inhibiéndote, cambiando de oficio, porque se trata de cuidar tu vida. Pero en Latinoamérica tenemos un periodismo muy activo y, sobre todo, muy frontal contra el poder, que trabaja en temas de investigación, con denuncias muy graves sobre crimen organizado, corrupción, el tema ambiental. Eso nos da mucho ánimo y esperanza”, subraya.
Junto al periodismo más puro, los estudios de comunicación social hoy promueven técnicas audiovisuales, marketing digital, redes sociales, escritura de guiones y análisis de datos. Estas habilidades dan apoyo a la profesión en la tarea de difundir sus historias. Balbi observa también «un periodismo cada vez más colaborativo, binacional y transnacional, que traspasa fronteras”, lo que permite romper la censura y protegerse.
La sociedad necesita periodistas
Las expertas coinciden en que la sociedad necesita una prensa libre, plural, independiente, que pueda investigar y hacer que las autoridades rindan cuenta, y que permita a las personas formarse su propio juicio.
«Nos estamos jugando incluso la salud de la democracia. Sin una prensa combativa, frontal, libre, independiente, es muy complicado construir sociedades democráticas. Para eso son necesarios los periodistas”, subraya Balbi.
La restricción a la libertad de prensa deja a la sociedad a merced de las grandes maquinarias de desinformación, advierte la directora de IPYS. «Sobre todo, y eso es lo más peligroso, tenemos una sociedad que se desacostumbra al debate abierto. Cuando la opinión puede ser motivo para ir a la cárcel, empieza a enmudecer y autocensurarse”, agrega.
«El lema del CPJ es: «La libertad de prensa es tu libertad”. La gente no valora la libertad de prensa hasta que la pierde por un gobierno dictatorial, por censura, o porque el gobierno se compra todos los medios, como en Nicaragua”, advierte Zahar.
Pero también en países con democracias estables, el periodismo cumple una función clave en el control del poder, como muestran recientes investigaciones de prensa que revelaron una red de corrupción que llegaba hasta el poder judicial en Chile. Allí, como en Costa Rica y Uruguay, los tres países con mejores indicadores de seguridad para los periodistas en América Latina, según RSF, coincidentemente se observa un aumento en la cantidad de estudiantes de esta carrera en los últimos años.
DW