Autor: Manu
La Habana, Cuba.- Los periodistas cubanos que se hayan jubilado en los medios oficiales apenas cobran “cinco dólares” al mes de acuerdo a cifras divulgadas recientemente en un pleno de la UPEC.
El veterano reportero Pedro Rioseco, presidente de la delegación de jubilados de los medios nacionales de La Habana, señaló “la urgencia en la atención a una gran parte de ellos que apenas reciben 1536 pesos de “retiro” y se han convertido en francos casos de supervivencia crítica”.
Esta realidad cada vez es un fenómeno que no solo afecta a los periodistas sino a una gran parte de los profesionales jubilados que dedicaron su vida a su trabajo y hoy no tienen forma de subsistir, salvo los que reciben remesas de su familia en el exterior.
Para sobrevivir a esta inequidad el presidente de la Unión Nacional de Periodistas de Cuba (UPEC), Ricardo Ronquillo propuso que los jubilados se vuelvan a contratar en los medios de prensa.
Lo cierto es que el salario percibido por un periodista oficial en activo apenas alcanza para cubrir las necesidades básicas; por otro lado un importante número de reporteros jubilados no pueden volver a ejercer de forma sistemática por problemas de salud u otros inconvenientes de la edad.
Si el Estado no puede otorgar un salario digno a los profesionales en pleno ejercicio de su profesión es sabido que los que han llegado a la edad de retiro solo pueden contar con una pensión de “hambre”.
En el caso de los periodistas esta realidad se vive con mayor dureza porque dichos “profesionales de la palabra” son los que han sostenido el discurso político del gobierno, que hoy no puede cubrir sus necesidades básicas con un salario acorde a su trabajo durante décadas.
Por su edad una buena parte tampoco puede contratarse en negocios privados que les brinden los medios económicos para subsistir y por otro lado no todos tienen familia que los pueda ayudar monetariamente. Eso, sin mencionar a los que viven solos y tengan una situación agravada por problemas de salud que deben mitigar con medicamentos impagables en el mercado negro por el desabastecimiento en las farmacias.
La realidad de los periodistas jubilados es a fin de cuentas un contexto bastante cruel que sin duda los habrá hecho replantearse muchos de los argumentos que sostuvieron durante años en los medios de prensa controlados por el gobierno.
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