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Redes de comunicación comunitarias para proteger la Amazonía

El proyecto Floresta Digital fomenta la visibilidad de proyectos locales en la Amazonía brasileña. Tres lideresas comunitarias comparten su experiencia.
Imagen: Saúde e Alegria/DW Akademie

Valéria da Silva Lopes es profesora de escuela y representante del movimiento campesino del asentamiento Abril Vermelho MST, Izabela Campos es agricultora de un proyecto agroecológico en la Comunidad Acará Açu e Irenilce Batista es la “cacica”, la jefa de la Comunidad indígena Vista Alegre do Capixauã.

Ellas son las encargadas de representar a sus comunidades de la Amazonía brasileña en el proceso de digitalización que impulsa el proyecto Floresta Digital. Esta iniciativa de DW Akademie y su socio brasileño Saúde e Alegria permitirá crear espacios digitales interconectados para promocionar las iniciativas locales de producción y artesanía. Una suerte de red de comunicación comunitaria.

Para garantizar que la digitalización de estas comunidades se lleve a cabo de forma autogestionada y sostenible, los puntos de acceso a Internet se gestionarán a nivel colectivo y de acuerdo con los intereses y valores locales.

Irenilce (izquierda) representa a su comunidad en los encuentros de Floresta Digital
Imagen: Saúde e Alegria/DW Akademie

DW Akademie: ¿Cuál es la situación actual en su comunidad? 

Valéria da Silva Lopes: Nuestro asentamiento está marcado por el monocultivo de palma aceitera, que trajo problemas como la degradación medioambiental, el uso de agroquímicos, el debilitamiento del suelo y la desaparición de la fauna y la flora. El mayor reto fue reorganizar el proceso de producción y reforestar con especies forestales, frutales y productivas autóctonas de la Amazonía en medio de un monocultivo.

Después de 20 años, ahora producimos en un sistema agroforestal, para que el bosque pueda volver a proporcionarnos alimentos y establecer así una relación más responsable entre el medio ambiente y el ser humano.

Irenilce Batista: Vivimos en una zona donde los pueblos indígenas somos perseguidos por gente que nos acosa como madereros y barcos de pesca ilegal. Además, estamos viviendo una temporada muy seca, sin lluvias, y si no preservamos el bosque, podríamos perder nuestra Amazonía.

Nuestra comunicación no es muy buena, pero ahora tenemos acceso a Internet gracias a Saúde e Alegria. Con ese apoyo, construimos una posada de turismo con base comunitaria. También tenemos un vivero que involucra a toda la comunidad y hemos conseguido reforestar áreas degradadas.

Izabela Campos: El monocultivo se estaba convirtiendo en un problema en nuestra zona, sobre todo por la tala para plantar açaí. En nuestro grupo agroforestal, queremos enriquecer el açaí con la diversidad que antes existía. Estamos devolviendo especies de árboles que fueron eliminadas como andiroba y marupa.

Donde hemos realizado este trabajo, los açaizales han resistido mejor la sequía y el calor. Al igual que los humanos, los árboles no están hechos para vivir solos. Devolviendo la diversidad, contribuimos al bienestar de la Amazonía.

Da Silva (izquierda) trabaja junto a compañeras de otras comunidades en la concepción de Floresta Digital
Imagen: Saúde e Alegria/DW Akademie

¿Cuáles son los desafíos para que estos modelos funcionen? 

Da Silva: Seguimos compitiendo con la palma aceitera y con políticas públicas que promueven el monocultivo. Además, tenemos dificultades para transportar nuestros productos. Eso nos obliga a vender a intermediarios que fijan un precio que a menudo no es justo ni refleja la calidad de los productos agroecológicos. Una solución sería una red que nos permitiera vender nuestros productos en otros municipios directamente, sin intermediarios.

Batista: Como trabajamos con turismo comunitario, necesitamos Internet para dar a conocer nuestras actividades y ofrecer mejores servicios. Por ejemplo, hoy en día nuestros clientes no suelen llevar efectivo y quieren pagar a través de Pix [sistema de pago electrónico en Brasil], lo que requiere conexión.

Campos: La aplicación del sistema agroforestal supone gastos en un inicio: hay que plantar, comprar plantones, contratar mano de obra. El retorno no es inmediato y a veces ni siquiera es un retorno financiero, sino otro tipo de beneficio, como una mayor variedad de alimentos o mejoras en el entorno natural. Es difícil porque la gente quiere dinero, aunque no tenga calidad de vida.

La producción de cacao y açaí son actividades principales en la comunidad de Campos
Imagen: Saúde e Alegria/DW Akademie

¿Qué puede aportar la red y la conectividad de Floresta Digital en ese contexto?  

Da Silva: Sabemos que no lo solucionaremos todo, pero la red puede ayudar a informar y difundir lo que hacemos en el asentamiento. Los procesos de conexión en el asentamiento nos permitirán comunicarnos con mayor calidad y de forma más autónoma.

Batista: Tendremos electricidad y acceso a Internet las 24 horas del día. Nuestros jóvenes podrán difundir nuestro trabajo en las redes sociales y mostrar lo que ofrecemos a nuestros clientes. Con el apoyo de este proyecto y con la dedicación de nuestros jóvenes, que cada vez están más comprometidos, conseguiremos muchas cosas.

Campos: Tener acceso a la información es muy positivo, porque mucha gente aquí no conoce nuestro trabajo. Con esta red, podríamos crear contenidos y utilizar herramientas como WhatsApp e Instagram para compartir nuestra experiencia. Una información correcta y bien producida puede abrir los ojos y las mentes de muchas personas. Estoy convencida de que la información es fundamental para cambiar la forma de pensar de la gente.

Floresta Digital está coordinado por DW Akademie en alianza con Saúde e Alegria. Su objetivo es mejorar la conectividad en los territorios seleccionados con foco en sus iniciativas socioproductivas. El proyecto está financiado por la Unión Europea.   

DW.