“No se sorprendan cuando los periodistas dejemos de cubrir las noticias acá. Les juro por Dios que hoy no pude levantarme del hambre. No hay comida. Incluso si alguien tiene plata, no hay nada para comprar. Todos estamos pasando hambre. Todos nos estamos muriendo”.
Y también: “No dejé de documentar lo que está pasando ni un solo momento en 21 meses. Me estoy muriendo de hambre, tiemblo del cansancio y resisto los desmayos que me acechan a cada rato”.
Y luego: “Ya no tengo fuerzas para trabajar” y “El hambre es lo más difícil que sentí en mi vida”.
Estas son algunas de las palabras que compartieron en los últimos días varios periodistas palestinos, entre ellos Nahed Hajjaj, Anas Al-Sharif y Bashar Taleb, que desde Gaza están contando la masacre que Israel está infligiendo sobre la población palestina.

“Gaza se está muriendo. Y nosotros morimos con ella”
dijo también Anas Al-Sharif, quien después declaró que fue señalado y tildado de “terrorista” por un vocero del ejército israelí tras dar testimonio sobre el hambre en Gaza. La periodista freelance Ruwaida Amer también habló sobre la situación: “Cada mañana nos despertamos pensando solo en una cosa: cómo conseguir algo para comer. […] Nuestros cuerpos se están quebrando. Nos sentimos constantemente débiles, sin foco, desorientados. Nos irritamos fácilmente, pero la mayor parte del tiempo nos quedamos en silencio. Hablar requiere demasiada energía”, escribió en el medio independiente +972 Magazine. Y sobre ella misma y su trabajo como periodista agregó: “Tengo solo 30 años, pero ya no soy la mujer llena de energía que era antes. […] Desde hace un mes perdí la capacidad de seguir las noticias. Mi concentración está bajando. Mi cuerpo está colapsando”.
Desde octubre de 2023, se estima que más de 170 periodistas y trabajadores de medios fueron asesinados en Gaza, y muchos otros están heridos o desaparecidos. El hambre es hace meses un arma de guerra y un instrumento de tortura, y hasta intentar conseguir comida es peligroso: según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OHCHR), entre fines de mayo y mediados de julio, 1.054 personas fueron asesinadas por el ejército israelí mientras intentaban obtener alimentos cerca de los convoyes humanitarios de la ONU, de organizaciones humanitarias o de los puntos de distribución de la Gaza Humanitarian Foundation, el sistema de reparto de comida impuesto por Israel y financiado por Estados Unidos en la Franja de Gaza.

El lunes 21 de julio, la Society of Journalists (SDJ), la asociación interna de periodistas de la agencia AFP, publicó un comunicado para alertar sobre la situación de sus reporteros y pedir “una intervención inmediata”. Desde que Israel prohibió la entrada de periodistas internacionales a la Franja, la AFP siguió documentando lo que pasa allí gracias a reporteros locales, los únicos que hoy pueden contar el genocidio: “Aunque estos periodistas reciben un salario mensual”, dice el comunicado, “no hay nada para comprar”, y lo poco que hay tiene “precios exorbitantes”.
La asociación contó, por ejemplo, el caso de Bashar, que hace más de un año vive en la indigencia total y vio a su hermano mayor “caer por el hambre”; y el de Ahlam, que dijo que cada vez que sale a cubrir algo o a hacer una entrevista no sabe si va a volver con vida, y que el principal problema ahora “es la falta de comida y agua”. Desde que se fundó la AFP en 1944, señala también el comunicado, algunos periodistas de la agencia “fueron asesinados en guerras, heridos o hechos prisioneros”, pero nunca habían estado obligados a ver a sus “colegas morir de hambre”.
A este pedido se sumaron luego otros medios internacionales, como BBC News y Reuters, mientras que más de 100 organizaciones humanitarias denunciaron la “hambruna masiva” en Gaza, que además de matar civiles hace cada vez más difícil para ellos trabajar y asistir a quienes necesitan ayuda.
“Israel está matando de hambre a los periodistas de Gaza para obligarlos al silencio”, dijo Sara Qudah del Committee to Protect Journalists (CPJ), organización sin fines de lucro que promueve la libertad de prensa en el mundo, y agregó: “Nuestra respuesta a su valiente trabajo de cobertura de guerra, que ya lleva más de 650 días, no puede ser simplemente dejarlos morir de hambre”.
Este artículo se publicó originalmente en MC Italia.
marie claire