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Cómo documentar crímenes internacionales mientras se cubren conflictos

por DAVID MAAS           EN COBERTURA DE CRISIS

Los periodistas observan distintos acontecimientos regularmente, reúnen información y hablan con fuentes. ¿Qué pasaría si, sin desviar la atención de la información principal, supieran también cómo conservar evidencias obtenidas durante su trabajo para que sean admitidas en procedimientos judiciales? Esto puede ser particularmente importante en zonas de conflicto en las que se cometen crímenes internacionales, como en la Ucrania invadida por Rusia o el conflicto interno de Myanmar.

Una nueva guía del Centro para el Derecho y la Democracia ofrece métodos que los periodistas pueden adoptar para garantizar que la información que recopilan en torno a crímenes de alto perfil pueda servir de prueba ante la ley, ayudando así a los tribunales a establecer qué delitos se han cometido, cómo y por quién.

«No se puede tratar esa información como si fuera una noticia, porque los tribunales tienen normas muy particulares respecto de las evidencias», explicó Toby Mendel, director ejecutivo del Centro.

La Guía enfoca sus recomendaciones en los tres «crímenes más graves de trascendencia internacional» consignados por el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional. No es esencial que los periodistas se conviertan en expertos en estos tipos de crímenes, pero sí que entiendan qué los define:

Genocidio, definido como «actos perpetrados con la intención de destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal». Esto puede incluir la matanza de miembros del grupo; lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo; sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que acarreen su destrucción física, total o parcial; medidas destinadas a impedir nacimientos en el seno del grupo y traslado por la fuerza de niños del grupo a otro grupo.

Crímenes lesa humanidad, o «cualquiera de los siguientes actos cuando se cometen como parte de un ataque generalizado o sistemático dirigido contra cualquier población civil». Estos crímenes incluyen el asesinato, la tortura, la violación, la esclavización y otros. En ciertos casos, la incitación al odio también puede considerarse un crimen de lesa humanidad si se exhorta a cometer crímenes contra la población civil.

Crímenes de guerra son infracciones graves contra los Convenios de Ginebra y las leyes de los conflictos armados, tanto entre Estados como en conflictos internos. Entre ellos se encuentran los casos de asesinato, tortura y violación, así como los ataques contra edificios religiosos o educativos, el empleo de formas de guerra prohibidas, como el uso de armas químicas, y la utilización de civiles como escudos.
Evidencias de estos tres tipos de crímenes se evalúan en los tribunales en función de su relevancia respecto de los posibles delitos cometidos, su valor probatorio y su «ausencia de efecto perjudicial». Para evitar que las pruebas sean excluidas por este último componente, la Guía recomienda reunirlas en varios formatos diferentes cuando sea posible.

La Guía también aconseja recopilar la mayor cantidad posible de metadatos en torno a la información que se recoge. Datos sobre la fecha, la hora y la ubicación de las fotografías, los videos y las grabaciones de audio ayudan a verificar su autenticidad ante los tribunales. También es útil capturar imágenes que corroboren la información, como relojes o señales de tráfico, así como relatos escritos y firmados que ofrezcan más contexto y detalles.

Al entrevistar a víctimas y testigos, asegúrate de obtener su consentimiento informado, idealmente mediante un formulario firmado o una grabación de audio o vídeo. «Normalmente, esto significa que la persona entiende quién eres tú, dónde se mostrará/utilizará la entrevista y quién la verá, y cualquier riesgo potencial asociado a la realización de la entrevista», dice la Guía. Cuanto más creíble sea el sujeto, mejor. Las pruebas anónimas no son admisibles en los tribunales. Durante las entrevistas, no hagas preguntas capciosas, ya que pueden ser inadmisibles en un tribunal.

Dada la sensibilidad de la documentación relacionada con crímenes internacionales, los periodistas deben tomar precauciones adicionales para guardar y cuidar la información física y digital que han reunido. «Los riesgos de seguridad pueden ser especialmente elevados cuando un gobierno es cómplice de los crímenes o tiene un interés estructural en ocultarlos», señala el recurso.

Almacenar la información en formato encriptado; eliminar u ocultar la información almacenada en tus dispositivos; cifrar, anonimizar o esconder las identidades de tus fuentes, son todos buenos primeros pasos para proteger esta información. La aplicación eyeWitness, que borrará automáticamente del teléfono los datos subidos a su servidor, también es valiosa, sobre todo porque se camufla en la pantalla de inicio del dispositivo y, por tanto, es menos probable que sea descubierta.

Mendel reiteró que la guía está destinada a complementar la información que los periodistas ya están cubriendo en zonas de conflicto. «Nuestro objetivo no es desviar a los periodistas de su tarea principal de cobertura y transmisión de noticias, sino aprovechar lo que observan y contribuir a este esfuerzo mundial tan importante», explicó. «Aunque no sea una actividad informativa, es una actividad de recopilación de información, por lo que entra en el amplio ámbito de la labor que realizan los periodistas».

Los profesionales de los medios tampoco deben permitir que ninguna de estas recomendaciones comprometa su ética informativa. Por ejemplo, si bien puedes recurrir a fuentes confidenciales, el uso de las mismas en los tribunales puede exigir que se revelen sus identidades. En estos casos, prioriza tu labor periodística, insta la Guía: «Cuando debas elegir entre proteger una fuente confidencial y apoyar una investigación penal internacional, los periodistas deben optar casi siempre por lo primero, protegiendo así la integridad editorial del trabajo periodístico».

Mendel espera que los periodistas se lleven de la Guía la capacidad de reconocer lo que es un crimen internacional e incorporen los pasos prácticos que recomienda para verificar la información de modo que se sostenga en los tribunales.

«Llevar a los autores ante la Justicia es parte del esfuerzo de reducir los crímenes de trascendencia internacional», dijo. «Al igual que con todos los delitos, perseguir a los perpetradores es una parte importante de la forma de controlar el nivel de criminalidad que hay en la sociedad».

  David Maas

David Maas is the director of IJNet, ICFJ’s website that delivers the latest on global media innovation,

news apps and tools, and professional opportunities in eight languages.

He manages a team of editors, writers and translators based around the world.