Por Ernesto Azarkevich
Curuzú Cuatiá, Corrientes, Argentina.- Un método que es utilizado por la delincuencia y que en los últimos tiempos lo padecieron varios políticos porteños le sirvió a la Policía Federal para establecer el vínculo entre la periodista correntina Griselda Blanco (44) y el empresario de la noche que está acusado de asesinarla.
Mediante un “SIM swapping”, es decir la clonación del chip del teléfono de la víctima que el asesino hizo desaparecer, los agentes pudieron reconstruir sus conversaciones de WhatsApp hasta dos días antes del crimen, y establecer que mantenían un vínculo que se fue tensando a causa de algunas exigencias de la víctima.
La situación judicial de Darío Alfredo Ricardo Holzweissig (46) es complicada. Si bien por ahora la fiscal Maria José Barrero Sahagún le imputó el delito de homicidio simple, en las próximas semanas esa calificación pasaría a la de femicidio.
Los hijos de la periodista se constituirán en querellantes y avanzarán con ese planteo a partir de la relación clandestina que unía a Blanco con Holzweissig.
Las cámaras de seguridad fueron también claves para ubicar al empresario de la noche en cercanías de la vivienda de la víctima. Las imágenes revelaron que el hombre salió de su casa a las 2.11 de la madrugada del 20 de mayo a bordo del Suzuki Swift de su esposa.
Para llegar hasta Juan Pujol, donde vivía Blanco, Holzweissig utilizó un camino poco lógico y estacionó en otra calle, a más de una cuadra. A las 2.37, otra imagen lo muestra caminando, a metros de la casa de Griselda. De allí salió a las 3.12 con un teléfono en la mano y el mismo bolso con el que había llegado.
El hombre llegó nuevamente a su casa a las 3.35 -utilizó un camino más rápido- y diez minutos después se lo vio caminando hacia el descampado donde el viernes a la mañana se halló un cuchillo y un celular roto, idéntico al que desapareció de la casa de la periodista.
A las 4.02, volvió a dirigirse hacia el baldío que está al costado de la ruta 126. “La cámara sólo lo muestra caminando hacia ese lugar, pero no capta qué hace”, sostuvo una fuente vinculada a la investigación.
El empresario fue puesto en el radar de los detectives de Homicidios de la Policía Federal por los hijos de Griselda. Ambos sabían del vínculo y de algunos problemas que habían tenido.
Es por eso que a Holzweissig se le secuestró el teléfono celular, del que había borrado el historial de conversaciones con la víctima. Los federales pudieron rescatar gran parte de los mensajes. El resto llegó del «SIM swapping», un procedimiento muy sencillo que solo necesita de una serie de datos personales de la víctima para tomar posesión de la tarjeta SIM y así poder acceder a todo el contenido del teléfono que, en este caso, el asesino hizo desaparecer.
Los hijos de Blanco reconocieron que el aparato destruido que apareció en el baldío es el mismo modelo y del mismo color que el usado por su madre. Los peritos no pudieron acceder al IMEI (International Mobile Station Equipment Identity), que es el código de 15 dígitos pregrabado por el fabricante para identificar cada equipo móvil a nivel mundial. Cada marca y modelo tiene un código de identificación otorgado por Global System Mobile Association.
“Hay audios que el empresario le envía en los que se lo escucha muy nervioso. Hay cosas que se van a preservar porque hace a la privacidad de las personas, pero son bastantes claros. También el pedido de dinero por parte de la víctima. Uno de esos pagos está documentado por una transferencia bancaria, pero no está claro si era por publicidad del boliche o por algún otro motivo”, dijeron fuentes vinculadas al expediente.
A la fiscal Barrero Sahagún le alcanzaron las imágenes de las cámaras de seguridad y esos mensajes para pedir la preventiva del empresario. El juez de Garantías Matías Vega le dio la razón.
La autopsia reveló que Griselda Blanco sufrió un fuerte golpe en la cabeza y dos puntazos en el cuello que no llegaron a lesionar arterias importantes.
La causa de la muerte fue el estrangulamiento con una cuerda que, ya sa sabe, tiene material genético masculino. El ADN se podría conocer esta misma semana.
En una de las manos de la mujer se encontraron varios cabellos que le arrancó al asesino cuando peleaba por su vida. Del análisis morfológico surgió que son idénticos a los de Holzweissig, pero uno de ellos tenía el bulbo y en la fiscalía de Barrero Sahagún y la Policía Federal están convencidos que será coincidente con el perfil genético del empresario preso.
Este estudio de ADN estará a cargo del equipo que conduce el biólogo y genetista Daniel Corach. Con estas pruebas científicas empezaría a cerrarse el cerco sobre el empresario.
Clarín