El Vaticano.- El Papa Francisco en cada ocasión que le toca hablar de la misión de los medios de comunicación y del periodista, muestra una visión tan amplia y actual como la del más versado que pueda existir en la materia.
Desde la perspectiva de una posición eclesial, tampoco es que anide un pensamiento retrógrado, pues no deja de reconocer la revolución que se ha producido en la comunicación y en los medios sociales y su contrapartida de la propagación de la toxicidad, los discursos de odio y las noticias falsas.
El Santo Padre volvió sobre el tema el pasado sábado en una audiencia que mantuvo con periodistas en el Vaticano, previo a la cual recibió el premio “È giornalismo” por la prensa italiana, durante la que destacó el amor de algunos por el escándalo y la suciedad, “porque el escándalo vende», expresó.
En ese encuentro, el pontífice reflexionó con largueza acerca de la responsabilidad del periodista en este tiempo en el que parece que todo el mundo lo comenta todo, incluso sin conocer los hechos y antes de informarse.
Dice Francisco: “La desinformación es uno de los pecados del periodismo, cuando el periodismo no informa o informa mal; otro es la calumnia; y la difamación, que es diferente pero destruye”.
Para agregar, en tono de lamento: “La comunicación siempre ha ido y venido. Yo hablo, escucho y respondo, pero siempre dialogando. Me preocupan por ejemplo las manipulaciones de quienes propagan interesadamente noticias falsas para orientar la opinión pública”.
Nunca sobrará recuperar estos conceptos que forman parte de los cimientos de la profesión, para que siempre impere el principio de la realidad, porque en su opinión “La realidad es siempre superior a la idea”.
Compartimos plenamente estos criterios del papa Francisco. Nos solidarizamos con ese sentir, por tratarse de una prédica con la que comunica esperanza y confianza, con la que obliga a la reflexión a los que tienen responsabilidad de dirección en los medios, a los comunicadores y a los preocupados por la autenticidad y la calidad de las relaciones humanas.
Concordamos también en que el periodismo no es sólo una profesión, sino un servicio al diálogo y al entendimiento entre los individuos y las comunidades, ya que es la mejor manera de favorecer actitudes activas y responsables en las personas.
El Caribe