Los etarras Aitor Aguirrebarrena, Peio; y Asier Arzalluz, Santi, han reconocido este martes su participación en el asesinato del columnista de EL MUNDO José Luis López de Lacalle. Lo han hecho en el juicio celebrado ante la Sección Segunda de la Audiencia Nacional, a la que la Fiscalía ha pedido que imponga 26 años de prisión a cada unos como cooperadores necesarios en el atentado.
Su inminente condena cerrará judicialmente el caso, por el que ya había dos sentencias. Una, la que imponía 30 años al autor material del atentado, José Ignacio Guridi Lasa, que el 7 de mayo de 2000 disparó cuatro veces al periodista en Andoain (Guipúzcoa), cuando volvía a su casa de comprar el periódico. Otra, la condena a 30 años del jefe etarra Francisco Javier García Gaztelu, Txapote, como inductor del atentado. Fue él quien encomendó a Guridi Lasa captar a otros miembros del comando y quien, “como primera actuación”, dio a sus miembros “la directriz de atentar contra periodistas”, según explica el escrito de acusación de la Fiscalía.
A los dos miembros del comando Ttotto juzgados hoy les correspondían labores de apoyo, según han explicado los guardias civiles encargados de la investigación y han considerado probado la fiscal Ana Noé y la acusación particular.
Contra dos acusados, que ya reconocieron su intervención en el atentado ante el juez que investigó el caso, pesan documentos incautados a ETA en Francia. En particular, la kantada de Olarra Guridi dirigida a la dirección de la banda, dando cuenta de sus actividades y de lo que había confesado tras su detención. Ahí figuraba la intervención de los dos juzgados hoy, lo que provocó la reapertura de la causa.
En la vista, los agentes encargados de revisar el material incautado a ETA en Francia han explicado que estudiaron todos los atentados del comando Ttotto, que fueron seis. “Estudiamos el modus operandi del comando desde su origen”, ha explicado uno de ellos al tribunal. “En todas las acciones han participado siempre los tres miembros del comando. Todos participaban en las reuniones con Txapote en Francia, que era su jefe desde Francia. Todos ellos participaban en la recogida de información de datos de la víctima y luego el reparto de roles en cada atentado era siempre el mismo. Guridi era el que lideraba la acción, el que ejecutaba la acción principal, en este caso los cuatro disparos sobre José Luis López de Lacalle. […] Los otros hacían, en el caso de Asier Arzalluz, labor de apoyo cercano. Aitor Aguirrebarrena, el tercero, se encaraba de conseguir los vehículos para desplazamiento del comando y del armamento y material”.
EL MUNDO