En 1956, en la Conferencia de Dartmouth, se acuñó el nombre de “Inteligencia Artificial” por el informático John McCarthy. Luego de 66 años desde ese hecho, la herramienta se fue perfeccionando y abarcando más especialidades. En este caso, llegó al periodismo y comenzó a crear notas automáticamente a partir de datos que fue obteniendo.
Como consecuencia de ello, los redactores comenzaron a temer por sus trabajos ya que se dieron cuenta de que podían ser reemplazados por “una máquina”. Sin embargo, Robert Shaw, analista de sistemas especializado en la Inteligencia Artificial, Ernesto Cambursano, CEO de DataFactory y Mattia Peretti, periodista especializado en la Inteligencia Artificial, llegaron a la conclusión que esta nueva inteligencia no le “robará” el trabajo a nadie.
“La verdad es que la Inteligencia Artificial no es tan inteligente como debería ser para reemplazarte. Puede quitar algunas tareas que normalmente hacemos. Pero somos nosotros quienes decidimos cuáles son esas tareas, en función de las herramientas que decidimos construir con IA”, explicó Mattia Peretti durante su exposición en el Media Party.
Asimismo, Ernesto Cambursano agregó si hay alguien que todos los días escribe una nota sobre si el dólar bajó o subió, esa persona está haciendo un trabajo repetitivo. «Es por ello, que lo que busca la Inteligencia Artificial es ahorrar tiempo en notas que sí pueden ser escritas por alguien más. Además, según Roberto Shaw esto le permite a los periodistas centrarse en las entrevistas, el trabajo de campo y los análisis”.
De todas formas, como cualquier herramienta nueva, puede traer riesgos al utilizarla. “Uno de los retos que varios medios de comunicación perciben como un riesgo es la variedad del estilo editorial y el hecho de que los robots utilicen un lenguaje bastante repetitivo”, comentó Shaw. Y agregó: “Nuestros socios editores confían en el contenido de los robots. La gran mayoría se publica directamente para sus lectores”.
Así como también tener un criterio y saber si realmente es una herramienta que ayudaría a todos los medios. Esto se debe a que puede haber redacciones grandes en donde sí les sacaría “un peso de encima” y otros medios más chicos/medianos que todavía hay notas que las necesitan hacer manualmente para estar atentos al SEO y poder ir incorporando más lectores mediante Google.
“Mi objetivo al trabajar en JournalismAI no es decirle que debe usar Inteligencia Artificial”. La misión de mi equipo es preguntar qué problema está tratando de resolver y ayudarlo a descubrir si la IA puede ser parte de la solución. Honestamente, a menudo no lo es. Porque es posible que pueda resolver sus desafíos o lograr sus objetivos con otras herramientas que son más fáciles de usar, menos costosas y más seguras”, explicó Peretti.
En cuanto a los costos que puede llegar a valer la implementación del algoritmo de la Inteligencia Artificial en las redacciones varía. “El costo de una nota del algoritmo es muchísimo menos, y la velocidad de una nota escrita por el algoritmo es mucho mayor porque termina el partido y a los tres minutos hay un resumen completo de la nota publicada”, advirtió Cambursano ejemplificando con su trabajo en DataFactory.
A pesar de tener la nota en un tiempo mucho menor del que le puede llegar a tomar al periodista, termina siendo algo superficial. Esto se debe a que el redactor le puede incorporar un análisis, sentimientos sobre lo vivido y una experiencia de años sobre la materia sobre la que se esté escribiendo, en el caso de Ernesto sobre deportes. Mientras que la Inteligencia Artificial sólo puede relatar sobre lo vivido de forma explícita.
Y finalizó diciendo: “Yo creo que los periodistas tenemos que utilizar la tecnología para potenciar nuestro trabajo. Creo que esto de la evolución tecnológica y, muchos medios, parten de que la nota de River – Boca y la sigue escribiendo el periodista, pero usa de base la nota que escribió el robot porque ya tiene un montón de cosas escritas y armadas ahí”.
Informe: Malena Figueroa
ADEPA