El Rey: «Sin un periodismo independiente, no hay opiniones libres»
Los Premios Cavia 2023, en imágenes
Por KARINA SAINZ BORGO
Madrid, España.- Incluso en tiempos crispados y de ansiedad electoral, la ceremonia de entrega de los Mariano de Cavia sigue siendo la noche más plural del periodismo español. Así ha sido desde su primera edición y así se mantuvo esta semana cuando el periodista de ‘El País’ y la Cadena Ser, Manuel Jabois, recibió el reconocimiento creado por Torcuato Luca de Tena hace más de un siglo. Junto a él, la viñetista Flavita Banana se convirtió en la primera mujer en recibir el Mingote y Pedro García Cuartango recogió el Luca de Tena por su larga trayectoria en prensa.
Presidida por los Reyes Don Felipe y Doña Letizia, la gala ha reunido a políticos, empresarios, escritores y creadores, quienes se mezclaron con reporteros, columnistas y presentadores. Leones y gacelas, de rigurosa etiqueta, en una sofocante noche de verano, la última autorizada por ley para publicar encuestas en la recta final de una campaña que se ha vuelto extenuante. Faltan apenas cinco días para las primeras elecciones generales que se celebran en pleno verano y en estos corrillos hasta el más acostumbrado resopla cuando le hablan de escaños.
El presidente de Vocento, Ignacio Ybarra, el consejero delegado de Vocento Luís Enríquez y el director del diario ABC Julián Quirós recibieron a las autoridades: la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, arropada en más de una ocasión por quienes quisieron interesarse por su salud; Rafael Mozo, presidente del Consejo General del Poder Judicial; el alcalde de Madrid, José Luís Martínez Almeida, así como el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, quien acudió a la entrega en representación del Ejecutivo. Excepto Bolaños, ningún otro ministro o miembro del Gobierno asistió a la ceremonia. El titular de Cultura, Miquel Iceta, brilló por su ausencia.
Protocolo
A su llegada a la sede de Vocento, los Reyes saludaron a la directiva del grupo, los premiados, los miembros del jurado y las autoridades. Tras la foto institucional, el ministro Félix Bolaños se quedó rezagado, con las manos entrelazadas, esperando a que alguien lo remolcase hacia algún corrillo. Parecía perdido y desubicado. Entró prácticamente de los últimos al cóctel.
La noche mejoró para el ministro Bolaños, al menos a juzgar por la animada conversación con el alcalde José Luís Martínez Almeida, más risueño ayer que de costumbre, acaso por su ratificación en el cargo. Los corrillos fueron intensos y variopintos. Desde el presidente de Mediaset, Borja Prado o Pedro J. Ramírez, director de ‘El Español’, pasando por Joaquín Manso, director de ‘El Mundo’ hasta Pepa Bueno, directora de ‘El País’, diario que hizo doblete en estos Cavia. Hubo mezclas y fotos curiosas, por ejemplo, la del compositor español Sabino Méndez y el presidente de Caixabank, José Ignacio Goirigolzarri. Este año, los Cavia tuvieron una nómina importante de empresarios entre sus asistentes: el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi; Juan Abelló, presidente del grupo Torreal; Juan Cierco Jiménez, director de Iberia; la empresaria Esther Alcocer Koplowitz, quien compartió mesa con el director de ABC de Sevilla, Alberto García Reyes, Ricardo Luis Alfonsín y Jaime Alfonsín. En la mesa presidencial, junto a los Reyes, los premiados, los miembros del jurado y las autoridades, estuvo el presidente de Indra, Marc Murtra, acompañado por el presidente de Vocento, Ignacio Ybarra.
La concurrencia fue nutrida y, sobre todo heterogénea. Una vez que los cerca de 180 invitados tomaron asiento, el presidente del jurado y director de la RAE, Santiago Muñoz Machado, dio inicio a la ceremonia de entrega de un premio que tiene entre su palmarés a los Nobel Octavio Paz o Camilo José Cela y más recientemente a Javier Cercas, Andrés Trapiello o Arturo Pérez-Reverte. Es importante destacar que el académico y escritor, a punto de publicar novela en septiembre, recibió el saludo cercano y afectuoso del Rey Don Felipe, quien se acercó a estrechar su mano. José Peláez, en su segundo Cavia como columnista de esta casa, intercambió algunas cuitas de la campaña con María José Solano, columnista de ABC Cultural, que hizo su entrada con gafas de sol y acompañada por María José Fuenteálamo y Cristina Casabón. Tan elegante como la prosa de sus columnas, se dejó ver Ángel Antonio Herrera entre los invitados.
La sastrería de un Cavia
Tan nervioso andaba Manuel Jabois a causa de la entrega de los Cavia, que perdió dos kilos en la última semana. «Me faltan dos premios más para perfilarme más la cara», bromeó junto a Antonio Lucas, Edu Galán y el jefe de opinión de ABC, Diego Garrocho. Para haber pasado cinco días ante un folio en blanco, como él mismo explicó ya en el escenario, Jabois leyó un discurso impecable, de novelista casi, que es la faceta que a Jabois mejor le sienta, la que más aventajadamente ejecuta en sus textos periodísticos y que esta noche le sale por los poros en sus palabras de agradecimiento. Más delgado o no, Jabois dio talla de Cavia. «En este raro oficio mío, no se avanza sin la primera línea, en mi oficio se avanza preguntando y pregunta quien ignora, así que en mi oficio se avanza ignorando, a veces ignorando de verdad y otras veces ignorando por los demás a los que quieres informar».
Con ese estilo suyo de quien está a punto de soltar una risa o un bombazo, Jabois estrujó reflexiones lúcidas, cargadas de la humildad y pertinencia de quien ha dejado atrás los años canallas y se ha curtido dándole a la tecla. «Preguntar sigue siendo la primera razón por la que nosotros escribimos y leemos y en muchos casos, en la mayoría inteligente de los casos, la primera razón por la que estamos en el mundo porque queremos saber, crecemos preguntándolo todo y empezamos a estropearnos cuando queremos estar preparados para responderlo todo, las respuestas necesarias y también las respuestas innecesarias». Jabois tuvo palabras para David Gistau, cuyo nombre siempre prende cuando la conversación sobre periodismo y literatura insiste en recordarnos su ausencia. «De él recibí la mejor lección. La verdadera élite del pensamiento tiene el superpoder de cambiar de opinión si otra idea es más interesante o más convincente. El poder de comprender que los demás también tienen razón. El poder de saber que a veces uno está equivocado y puede dar marcha atrás, rectificar, corregirse, pedir perdón. Que no solo no pasaba nada si se hacía eso, sino que era una señal de distinción elegantísima de las inteligencias de primera clase». Si en la sastrería de los Cavia Manuel Jabois da la talla, Ignacio Camacho la mantiene. Así lo ha dicho el columnista de ABC, que aún viste el esmoquin con el que recibió el suyo.
Tinta en las venas
«Yo no nací con sangre en las venas, sino con tinta», dijo Pedro G. Cuartango el día que le comunicaron que había recibido el Luca de Tena. Se le atribuye a Cuartango ser el periodista de España que más editoriales ha escrito en democracia. Tres mil o cuatro mil, según sus cálculos. Desde 2017 periodista de ABC, Cuartango tiene tras de sí una larga carrera que supo condesar en su elogio del oficio. «Voy a cumplir medio siglo en esta profesión y puedo decir que he pasado muy buenos y muy malos momentos. Pero jamás me he aburrido. Jamás la cambiaría por otra. Si volviera a nacer sería periodista. Y ello porque este oficio, sí el periodismo es un oficio, me ha permitido ser testigo de mi tiempo».
Las palabras de Cuartango adquirieron una dimensión distinta en estos días de gresca electoral, un período en que la prensa se ha convertido en la diana tanto del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, como de Santiago Abascal, que hace apenas una semana canceló una entrevista con ABC porque los periodistas de esta casa llamaron a su equipo para contrastar una información que el líder de Vox no tenía ningún interés en que trascendiese. Por algo Cuartango repitió, con tanta claridad, una idea que muchos quieren volver confusa. «Como se ha dicho tantas veces, el periodismo consiste en contar algo que algunos no quieren que se cuente. Por eso, el papel del periodista es incomodar y vigilar los abusos de los poderosos. No es posible hacer un periodismo al servicio de quien manda y no es posible anteponer la ideología a los hechos».
Las palabras de Pedro G. Cuartango sirvieron de puente para la intervención del Rey Don Felipe, que cerró el acto con un discurso en el que, además de describir los méritos de los premiados, destacó uno aún más importante y que es común a todo buen reportero: su independencia. En un mundo donde «los formatos periodísticos cambian casi a diario» y «el ritmo del desarrollo tecnológico es frenético, y no adaptarse a él puede implicar un retroceso», Felipe VI defendió este lunes que «lo que no debe cambiar es la divulgación de la realidad, su contextualización, y el modo de exponer la actualidad —la noticia— conforme a criterios de rigor, veracidad e interés público». En esa tarea compleja, el papel del periodismo «continúa siendo imprescindible en su contribución a una sociedad libre». El Rey advirtió que «sin un periodismo independiente, no hay opiniones libres» y «aunque los tiempos modifiquen los métodos para su transmisión, el fondo del buen periodismo, su capacidad de ejercer de filtro de calidad en beneficio de la sociedad, será siempre el mismo».
Guiño a los camareros
La dibujante Flavita Banana, la primera mujer en recibir el Mingote, reivindicó el formato del papel, superficie en la que dibuja y crea, pero también señaló la importancia de lo digital e internet. Glosó el feminismo con pasión, como si se tratara de algo tan nuevo como la fibra óptica. «Celebro que he crecido con internet y con el feminismo, y que de ambas cosas he aprendido a compartir, a luchar y a hacerme valer. Celebro que además del castellano y el catalán, el humor es un idioma que domino, tan mal entendido en general, pero por suerte tan apreciado en lo concreto».
Como cierre de un discurso breve recordó sus años de estudiante y de cómo consiguió pagar su carrera como «camarera de galas, ceremonias y demás eventos de etiqueta». Dedicó pues su Mingote «a toda esa gente invisible que está haciendo de hoy un día impecable: camareras, camareros y todo el personal de sala». En su discurso, el Rey aprovechó para señalar el talento de la dibujante y recordar a Francisco Ibáñez, recientemente fallecido. «Enhorabuena también a ti Flavia por este premio. Un premio, que estoy seguro de que, como todos los profesionales del humor y el dibujo, desearás transformar hoy en un homenaje sentido y entrañable a Francisco Ibáñez, que nos ha acompañado a lo largo de nuestras vidas con sus geniales personajes que permanecerán vivos para siempre entre nosotros».
Una Cavia
Acaso porque el año pasado unos leves síntomas de Covid no le permitieron acudir a la entrega del premio Mariano de Cavia, este año Doña Letizia departió y acompañó efusivamente a los premiados Manuel Jabois, Flavita Banana y Pedro G. Cuartango. Dedicó tiempo Doña Letizia a la conversación de actualidad cultural y periodística. La Reina, que siempre se muestra cómoda y cercana entre reporteros, conversó con los invitados, entre ellos al escritor Arturo Pérez-Reverte a quien comentó, muy seria, cuándo se entregaría un premio Cavia a una mujer. Así lo hizo en un corrillo donde también se encontraban Jesús Calero, director de ABC Cultural, y María José Solano Franco.
Para mujeres, por supuesto las muchas profesionales de la cultura que esa noche acudieron a la cena celebrada en la sede de Vocento, como las editoras Pilar Álvarez, de Alianza Editorial, y María Fasce, de Alfaguara y Lumen. También Marta Rivera de la Cruz, antigua consejera de Cultura de la Comunidad y ahora concejala en la materia, además de segunda en la lista de Alberto Núñez Feijóo por Madrid. Marta Flich, presentadora y periodista, acudió con su marido Edu Galán, colaborador de esta casa, pero brilló con luz propia, a punto ya de emprender un nuevo proyecto. Cómo no mencionar a las hijas de Pedro G. Cuartango, de quien la periodista María José Fuenteálamo resaltó, ya a la salida de la cena, su ingenio y buena conversación. Flavita Banana, la mujer de estos premios, estuvo en todo momento arropada por el cariño y admiración de los viñetistas de ABC José María Nieto y Puebla, que celebraron el reconocimiento a su talento.
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