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La libertad de prensa en la era de la desinformación

La celebración de la Conferencia Mundial del Día de la Libertad de Prensa 2024 nos permitirá intercambiar experiencias y fomentar la colaboración entre la sociedad civil, los medios de comunicación y los gobiernos, en defensa de los valores democráticos

Por NICOLE CARDOCH  GLORIA DE LA FUENTE

Esta semana Chile será sede de la Conferencia Mundial del Día de la Libertad de Prensa 2024, un encuentro que cada año reúne a más de mil personas del ámbito de los medios, la academia, Gobierno y las comunicaciones para reflexionar y debatir sobre los desafíos de la labor periodística y la libertad de prensa a nivel global.

Lejos de ser una ocurrencia azarosa, que esta conferencia tenga lugar en Chile da cuenta del prestigio internacional de nuestro país y sus instituciones, así como del reconocimiento al compromiso democrático de nuestra política exterior.

En la actualidad, el cambio climático, los grandes flujos migratorios y la seguridad pública, surgen como grandes desafíos para las sociedades democráticas. Estos fenómenos tienen algunos rasgos compartidos, entre ellos, su carácter transnacional. Ello hace indispensable que los países y otros actores realicemos acciones coordinadas para abordar estas problemáticas.

Asimismo, estos fenómenos también son objeto de desinformación, entendida como la creación y difusión deliberada de información falsa, inexacta o engañosa. Ésta puede adoptar muchas caras, como contenido inventado, manipulación de imágenes, suplantación de fuentes, comentarios presentados como hechos, entre otras. Por cierto, esta situación no afecta sólo la acción del Gobierno o la calidad del debate público; afecta también el trabajo que realizan los medios de comunicación.

La Comisión Asesora contra la Desinformación, convocada por el Gobierno de Chile, advirtió en su informe de diagnóstico que una característica propia de este fenómeno en Chile es su difusión a través de redes sociales. Esta peculiaridad de nuestro país hace muy difícil para las personas poder rastrear el origen de esta comunicación y, por lo tanto, evaluar su veracidad e intencionalidad.

Este fenómeno constituye una amenaza mayor para nuestra democracia, pues afecta la forma en la cual la ciudadanía se vincula con las instituciones públicas y con la comunidad, haciendo crecer la desconfianza. Por ejemplo, pese al consenso científico en torno a la existencia del cambio climático, y su origen en la actividad humana, persiste la circulación de mensajes que lo ponen en duda. Así, la contaminación informativa, junto con promover cierto clima de crispación social, dificulta la implementación efectiva de políticas públicas.

En este contexto, la celebración de la Conferencia Mundial nos permitirá intercambiar experiencias y fomentar la colaboración entre la sociedad civil, los medios de comunicación y los gobiernos, en defensa de los valores democráticos.

Esperamos que este importante evento sea una oportunidad para que nuestra sociedad reconozca el valor y la contribución de los medios de comunicación en el desarrollo de un debate informado y sólido. El aporte de la prensa libre al respeto irrestricto de los derechos humanos, la profundización de la democracia y el control ciudadano del poder a través de la labor periodística y la integridad de sus trabajadores, debe seguir siendo un valor que se proteja día a día tanto en Chile como en el mundo.

EL PAÍS