¿Cómo comunicar la crisis climática y medioambiental? Bajo la premisa de que «siempre ha sido necesaria la comunión entre el periodismo y la ciencia», Rafael Moyano, director académico de la Escuela de Unidad Editorial (ESUE), abrió la X Jornada de Periodismo Ambiental celebrada recientemente en Madrid, un curso patrocinado por Inditex que reunió a una decena de expertos, entre periodistas de referencia en el ámbito del medio ambiente, la ciencia y la salud y prestigiosos científicos.
«Los investigadores nos dimos cuenta que en 2015 habíamos alcanzado las proyecciones hechas para el 2050». Con este dato ilustró la aceleración del cambio climático, Jaime Martínez-Urtaza, investigador del Departamento de Genética y Microbiología de la Universidad Autónoma de Barcelona.
El también asesor de la Organización Mundial de la Salud (OMS) recordó que la cobertura mediática sobre el cambio climático a nivel mundial experimentó dos picos en los últimos años: el primero, tras el ataque informático a la Universidad de East Anglia (Reino Unido) en 2009, que produjo un masivo bloque de desinformación y, el segundo, con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca: «El impacto de la política de Trump respecto al cambio climático fue brutal, todas las leyes que estaban en marcha se paralizaron», recordó este científico que forma parte de la iniciativa global The Lancet Countdown.
Como señaló Teresa Guerrero, moderadora de la jornada y responsable de ciencia de El Mundo, «2023 está siendo un año repleto de fenómenos meteorológicos extremos en todo el planeta que han hecho que la información ambiental ocupe cada vez más espacio en los medios de comunicación», lo que ha favorecido a su vez que prolifere la desinformación sobre estos asuntos. Pero pese a que cada vez hay más evidencias sobre el impacto del cambio climático, Carlos Fresneda, corresponsal en Londres y corresponsal ambiental de El Mundo mostró su preocupación ante «la apatía climática» y la marcha atrás en la acción climática que están llevando algunos gobiernos, en particular el de Reino Unido, a poco más de un mes del inicio de la Cumbre del Clima de Dubái (COP28).
Las encuestas reflejan un aumento en la preocupación de la sociedad por los problemas ambientales. Así, como señaló Martínez-Urtaza, «el 81% de los españoles respalda la introducción de políticas más estrictas contra el cambio climático», según el Banco Europeo de Inversiones en 2021. Pero Eva González, periodista de medio ambiente de la agencia Europa Press, considera que desde el punto de vista informativo, «estos temas no deben abordarse desde el dato. Un titular puede decir ‘Hemos aumentado 0,1 grados de temperatura’, pero, ¿qué significa? implica un impacto en las cosechas, los acuíferos… Hay que ofrecer estos temas explicando cómo afectan a las personas en su día a día».
El periodista Miguel Ángel Ruiz Parra, responsable de información medioambiental del diario La Verdad (Murcia), puso el foco en los retos a la hora de informar sobre algunos de los temas que ha cubierto en su región, como el impacto de los cultivos extensivos y de los fondos de inversión internacionales en el campo de Cartagena. «Además del daño al Mar Menor, las grandes industrias han patrocinado para su propio beneficio la compra de espacios informativos y el lanzamiento de informes muy alejados de los estudios científicos», denunció.
Por su parte, Juan Carlos del Olmo, secretario general de WWF en España, defendió la necesidad de cambiar el modelo energético y agroalimentario, que considera responsables de la pérdida de diversidad. «La agricultura y la ganadería gozan de prestigio público, pero estos dos sectores realizados de forma tradicional están desapareciendo en favor de una industrialización salvaje». El ecologista puso como ejemplo el caso de Doñana, entorno protegido sometido a una sobreexplotación crítica de sus acuíferos y al que hasta hace poco querían añadir más de mil nuevas hectáreas de regadío «sólo para ganar votos en aquella zona».
Ante todas estas dificultades, otro asunto relevante es construir una relación fluida y de confianza entre los medios de comunicación y la comunidad científica para divulgar los problemas ambientales, sin caer en una visión catastrófica, y teniendo en cuenta que la ciencia no es infalible: «La ciencia es una conversación, no genera verdades absolutas. Una conclusión que se saca hoy, mañana se contradice», apuntó Pampa García Molina, directora de Science Media Centre España (SMC), una plataforma que proporciona a los periodistas información científica contrastada sobre temas que generan controversia social.
García recalcó que desde la pandemia ha incrementado el interés ciudadano por conocer cuál es el impacto de la salud del planeta en la salud humana, una oportunidad de oro para cambiar el discurso en los medios. «Tenemos un periodismo de ciencia muy resultadista que cuenta una conclusión, pero no hemos contado el proceso de cómo se hace la ciencia», afirmó.
A este punto se sumó Manuel Franco, epidemiólogo de las de universidades de Alcalá de Henares y Johns Hopkins y portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas), quien hizo un llamamiento a contrarrestar la ‘Bad Science‘, es decir, aquella que se dedica a rebatir las implicaciones del tabaco, el alcohol o incluso los efectos de las olas de calor en la mortalidad humana.
Para Franco, el objetivo debe ser comunicar asertivamente las evidencias del cambio climático para que se trasladen en decisiones políticas y ciudadanas a favor del conocimiento. Esta meta implica, desde su punto de vista, seguir las recomendaciones de Anthony Fauci, microbiólogo y exdirector del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas de EEUU, que sostiene que «labase para comunicar adecuadamente es utilizar un lenguaje sencillo, aportar datos y decir que no si no eres el adecuado».
En lo que respecta a la relación entre periodistas y los expertos que consultan como fuente para sus artículos, Pilar Pérez, jefa de la sección de salud de El Mundo, destacó que la sociedad científica ha pasado de tener «una actitud paternalista» a valorar el trabajo de selección, edición y enfoque de la información ambiental y sanitaria en busca de contenido de mayor calidad.
Ahora bien, frente a la pregunta de cómo tomar las riendas para proteger el planeta y nuestra propia vida, los expertos que participaron en la tercera mesa de debate subrayaron dos conceptos, responsabilidad y esperanza. «Nunca como ahora, el poder del ser humano respecto a la naturaleza y el medio ambiente había sido tan grande», señaló Agustín Domingo Moratalla, presidente de la European Business Ethics.
El también catedrático de Filosofía Moral y Política en la Universidad de Valencia y profesor de ESUE apostó por construir una ética de la responsabilidad donde las implicaciones ambientales no estén condicionadas por las normas o los impuestos, sino que partan de un proyecto de vida comunitario.
En esa misma línea, la profesora, escritora e investigadora Heike Freire cerró la jornada con una reflexión sobre la necesidad de crear «otro relato sobre el ser humano porque no siempre hemos sido dañinos para la Tierra. Necesitamos que nos empoderen y nos hagan pasar de sentirnos culpables a sentirnos capaces».
El Mundo
