No hace falta que seas un verificador de datos o un corresponsal de guerra para que, en los últimos días, hayas visto imágenes y videos extremadamente perturbadores relacionados con la guerra entre Israel y el grupo palestino Hamas. Hablo de fotos de supuestos bebés asesinados, secuestros, destrucción de edificios y, entre otros horrores, un hospital bombardeado en medio del conflicto.
Es hora, por lo tanto, de que no solo nosotros, los comunicadores, sino también toda la sociedad, tengamos consciencia de que hace falta protegernos ante el desarrollo de posibles traumas. Hablo de los trastornos de estrés postraumático (TEPT), comúnmente desarrollados por personas que han experimentado o presenciado agresión física o sexual, malos tratos, un accidente, una catástrofe, un ataque terrorista u otros hechos así de graves. O sea, a esas alturas, prácticamente toda la humanidad.
Tras haber pasado horas y horas la semana pasada intentando verificar el origen de una grabación en la que se ve a dos hombres orinando sobre dos cuerpos, me di cuenta de que era importante buscar soporte y consejos concretos sobre cómo una persona puede armar un escudo emocional para enfrentar ese tipo de contenido sin dejar de tener empatía hacia los que sufren las atrocidades registradas en el Medio Oriente. ¿Hay un camino posible? ¿Cuál sería?
Con esas preguntas en mente, el pasado lunes 16 de octubre me inscribí y participé de un taller privado de casi dos horas organizado por el Laboratorio de Investigación Forense Digital del Atlantic Council (DFRLab, en inglés) sobre el tema. Era un encuentro con personas que han sufrido o sufren de TEPT y que conocen muy bien las conclusiones de los estudios más importantes realizados acerca de este tipo de trastornos –principalmente los del Centro Dart de Periodismo y Trauma, de la Universidad de Columbia. Así que aprovecho este espacio para compartir algunas técnicas que aprendí y que pretendo implementar desde ya.
Si eres un periodista, un fact-checker, un fotógrafo, un comunicador de cualquier otro tipo o simplemente un ciudadano preocupado con el impacto de las imágenes violentas, adopta algunos de los siguientes pasos y compártelos con los familiares y amigos. Hay mucha gente que ni siquiera se ha dado cuenta de las consecuencias de la exposición a este tipo de violencia. Sé el primero en ayudarlos, recordando que ninguna de estas medidas bloquea 100% del choque emocional, pero seguro que mal no hace. ¿Intentamos?
Paso a paso para lidiar con contenidos violentos online:
1. En medio del caos, acuérdate de que es importante apartar la atención del terror con cierta frecuencia. Una idea muy sencilla es pensar en una imagen o en un momento en el que te hayas sentido seguro y protegido, y recordarlo siempre que las emociones afloren.
2. En caso de ansiedad o pánico, deben entrar en acción las máximas de la atención plena. Enfócate en cinco objetos a tu alrededor. Siente el contacto de tu cuerpo con el suelo, el sofá, el teclado o el teléfono celular. Toma un vaso de agua fría o una taza de café caliente y presta atención a la sensación térmica. O simplemente escucha los ruidos de afuera. Todas estas técnicas te harán reconectarte con el aquí y el ahora.
3. Permítete definir el mejor momento para iniciar el trabajo de verificación de un contenido violento. Ver un video de bebés heridos en el metro, antes de llegar a la redacción, no ayuda en nada. Las herramientas para definir la veracidad de ese material probablemente están en la computadora del trabajo. Y ver este material con anticipación sólo te garantiza la doble exposición.
4. Una vez en la computadora, crea un rectángulo negro para cubrir las partes menos importantes de los videos y de las fotos en las que estás trabajando. Pegar un post-it en el monitor también vale, por supuesto. Lo importante es que estos artilugios sean móviles y te impidan ver lo que no es el centro de tu análisis.
5. Si es posible, apaga el sonido de los videos. Cuanto mayor sea el número de sentidos expuestos al horror, mayor es la probabilidad de que ese contenido perturbador se arraigue en ti, provocando traumas.
6. Ver videos en bucle tampoco es una buena idea. ¿Qué tal convertir las grabaciones en una colección de fotogramas y analizarlos como si fueran fotos (usando la táctica anterior de cubrir partes innecesarias)?
7. ¿Y qué tal cambiar la configuración de colores de tu monitor? Al hacer esto, los expertos dicen que las imágenes y los videos se vuelven menos reales, menos impactantes. (Yo, desde mi rincón, creo que tal vez sean más difíciles de verificar, pero prometo intentarlo).
8. Por último, es vital cuidar de los demás. Quienes trabajan en equipo deben advertir a sus compañeros sobre lo que hay en imágenes y videos antes de pasárselos internamente. Cuando sea necesario verificar un punto determinado de una grabación, el profesional debe ser claro sobre la minutación, ya que nadie debe exponerse a todo un video perturbador sin necesidad.
9. Y cuando se publique en redes sociales la conclusión de un análisis, el cuidado con los demás debe aumentar exponencialmente. Usar alertas claras sobre escenas fuertes no es suficiente. Basta de títulos llamativos. Y basta de imágenes perturbadoras en medios masivos de comunicación.
CRISTINA TARDÁGUILA
Univisión