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Un enemigo diminuto, un impacto colosal: los microplásticos y su potencial peligro para la salud humana

Foto: Getty Images

por Paulino Betancourt Figueroa | @p_betanco

El planeta enfrenta una creciente invasión de plástico, con partículas diminutas presentes en todos los rincones del mundo, desde las profundidades marinas hasta las alturas montañosas. Estas partículas, invisibles al ojo humano, se encuentran en la tierra, la flora, la fauna y hasta en nuestro propio organismo. Surge entonces la inquietud sobre el impacto que podrían estar teniendo en la salud y en el medio ambiente.

Los residuos plásticos se fragmentan muy lentamente, ya sea en los rellenos sanitarios o en la naturaleza. La acción del sol y el oleaje de los océanos provocan que se desgasten y liberen partículas al entorno. Estas partículas, conocidas como microplásticos (menores a cinco milímetros) y nano plásticos (aún más pequeños), sólo pueden ser detectadas mediante equipos científicos avanzados.

Perjudiciales

Un reciente estudio indica que los nanoplásticos pueden ser perjudiciales para el desarrollo de las especies. Al introducir nanopartículas de plástico en embriones de pollo, se observó su rápida distribución por la sangre hacia órganos vitales como el corazón, hígado y riñones, siendo posteriormente excretados.

Además, estas nanopartículas parecen adherirse a tipos específicos de células madre embrionaria, crucial para el desarrollo neurológico y otras estructuras corporales, lo que sugiere que cualquier alteración en estas células podría comprometer el desarrollo embrionario.

La investigación indica que las células madre de embriones de pollo podrían contener en su superficie compuestos conocidos como “moléculas de adhesión celular”. Estas moléculas parecen vincularse con las nanopartículas de poliestireno empleadas en las investigaciones. Este vínculo es significativo, ya que la adherencia de nanoplásticos a las células y su posterior ingreso a las mismas puede provocar la muerte de estas y generar defectos congénitos severos, en especies como pollos y ratones.

Detección en humanos

Aunque no es ético ni factible realizar estudios idénticos en seres humanos, es crucial destacar que los nanoplásticos ya se han detectado en la sangre humana, así como en otros fluidos y tejidos corporales esenciales. Recientes hallazgos han revelado la presencia de micro y nanoplásticos en órganos vitales como el cerebro, corazón y pulmones.

Su aparición en las arterias de pacientes con enfermedades coronarias sugiere una posible correlación con riesgos cardiovasculares. Además, se han identificado en la leche materna, la placenta y más recientemente, en el tejido del pene. La ruta exacta que siguen los micro y nanoplásticos para ingresar a los organismos vivos aún se encuentra en estudio, aunque se han propuesto diversas vías, como la ingestión a través de alimentos y bebidas contaminadas o la absorción por la piel o la inhalación.

Investigaciones realizadas en China reportaron este año la presencia de microplásticos en los testículos de humanos y caninos. Otro estudio encontró estos materiales en todas las muestras de semen humano examinadas, lo que respalda investigaciones previas que reportaron microplásticos en este fluido. Estos descubrimientos subrayan la necesidad de comprender mejor el impacto de los nanoplásticos en la salud humana.

Preocupación

La inquietud actual sobre los micro y nanoplásticos guarda similitudes con la preocupación histórica por las fibras de asbesto. Estas diminutas partículas, al igual que el asbesto, podrían resistir la descomposición dentro del organismo y ser incorporadas por las células. Esta absorción celular tiene el potencial de provocar daños a nivel celular que podrían extenderse al liberarse y contactar con más células. No obstante, es esencial mantener un enfoque cauteloso.

La preocupación sobre, si los nanoplásticos pueden cruzar la barrera placentaria y afectar al desarrollo embrionario es comprensible. Al día de hoy, la evidencia científica no ha confirmado que los nanoplásticos tengan la capacidad de atravesarla y causar impactos en el desarrollo del embrión humano.

Sin embargo, la falta de un incremento notable en complicaciones durante el embarazo, a pesar del creciente volumen de desechos plásticos, indica que no hay razones para una alarma inmediata. No obstante, la posibilidad de que los micro y nanoplásticos estén ejerciendo efectos delicados y todavía no detectados en el cuerpo humano, no puede ser descartada. Por esta razón, la comunidad científica sigue adelante con sus investigaciones para esclarecer cualquier riesgo potencial que estos materiales puedan representar.

Impacto positivo en la medicina

En el campo frontera de la investigación científica, se está avanzando en el estudio de los “organoides trofoblásticos”, que son réplicas artificiales del tejido placentario humano. Estos organoides se utilizan para investigar cómo las sustancias nocivas pueden atravesar la placenta y afectar al desarrollo fetal.

Por otro lado, en otras investigaciones se plantea que los nanoplásticos podrían revolucionar la medicina, específicamente en la administración precisa de medicamentos a células enfermas, como las cancerosas, minimizando el impacto en las células sanas adyacentes. Aunque el uso clínico de los nanoplásticos todavía no ha sido aprobado, su potencial es una vía de desarrollo con mucho futuro.

Más allá de lo que deparará el futuro sobre los nanoplásticos, la comunidad científica se mantiene alerta y dedicada a la búsqueda de conocimiento, asegurando que cualquier avance se realice con la máxima responsabilidad y ética científica.

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