México es el país más mortífero para la prensa. El lunes fue acribillado a balazos en Chilpancingo el decimoquinto comunicador desde enero, Fredid Román. La violencia no da tregua y apenas admite parangón en el mundo, pero este no es el único territorio de América Latina donde ejercer el periodismo es un trabajo de riesgo. El acoso, las amenazas o el exilio son el precio que se paga por informar con independencia, por ejemplo, en Guatemala, El Salvador y Nicaragua. El proyecto Imagina Latinoamérica, impulsado por el Hay Festival en colaboración con Open Society Foundations y EL PAÍS, abre una reflexión con reporteros y reporteras que han sufrido y sufren los abusos de las autoridades o han sido testigos de la compleja situación de la región.
En esta mesa, moderada por Jacobo García, corresponsal de este diario en la redacción de México, cuatro reconocidos informadores comparten su análisis y sus experiencias: la reportera de El Faro Gabriela Cáceres, el periodista salvadoreño Héctor Silva, que ejerce desde Guatemala, Balbina Flores, representantes en México de Reporteros sin Fronteras (RSF), y Wilfredo Miranda, cofundador de Divergentes y colaborador de EL PAÍS en Centroamérica, quien tuvo que exiliarse del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo
El País