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Youtube, Instagram y Tiktok versus las noticias de la tele: quién se lleva el gato al agua de la información

Las formas de consumir información en España han cambiado en los últimos tiempos; el noticiero televisivo continúa siendo central en muchos hogares, pero los más jóvenes prefieren informarse por vías como YouTube y TikTok. La televisión ha reaccionado adaptándose a las nuevas exigencias de las audiencias. El futuro está por escribir.
Fotos: Pablo Paniagua

Por BORJA MARTÍNEZ

Antes de que la revolución digital pusiera el mundo patas arriba, existía un ecosistema informativo consolidado que se manifestaba con regularidad circadiana, natural y previsible. La persona madrugadora se levantaba escuchando la radio y tomaba el café con el periódico. A lo largo del día, las señales horarias marcaban solemnemente, cada 60 minutos, la hora en punto y la posta informativa radiofónica de rigor. A las tres de la tarde y a las nueve de la noche, el noticiario de televisión, consumido en familia como un ritual que acompañaba comida y cena, completaba la ingesta diaria recomendada de noticias.

Todas estas referencias del sistema informativo clásico siguen vigentes, pero hoy han perdido el monopolio de la comunicación y de la atención. Las redes sociales y las plataformas no solo han atomizado la conversación pública, sino que han introducido nuevos actores que rivalizan en influencia a través de formatos novedosos. La tecnología impone el zumbido permanente de la actualización minuto a minuto y mantiene siempre encendido el fuego de la controversia en las redes. Mientras, los formatos tradicionales pelean por conservar su influencia defendiendo los protocolos del periodismo e incorporando en lo posible las novedades que ofrecen los nuevos soportes.

Las alertas del móvil también son competencia

Uno de esos formatos clásicos es el informativo de televisión, referencia ineludible desde que en los años 60 la pequeña pantalla sustituyó a la radio como centro del hogar medio. Hoy, en plena era de las plataformas y los dispositivos móviles, las pantallas se han multiplicado y la televisión generalista ha perdido el seguimiento unánime de la época del broadcasting. Las nuevas generaciones regalan ahora su tiempo a redes sociales como Instagram o TikTok y plataformas como Twitch.

«Todos estamos expuestos a una serie de distracciones que hasta hace poco eran impensables», apunta Carlos Franganillo, presentador de la segunda edición del informativo de La 1 de Televisión Española. «Hoy, el Telediario no solo compite con la cadena de al lado sino con las alertas del móvil, Instagram, Facebook y multitud de plataformas. Así que uno de los retos de la industria de la información es captar el bien más preciado de nuestro tiempo, que es la atención».

Franganillo (Oviedo, 1980), que de joven quería estudiar cine, acabó de rebote en la televisión, pero hoy es uno de los periodistas más respetados de España. Miembro de la plantilla de TVE desde 2008, ocupó la corresponsalía en Moscú en 2011 y la de Washington en 2014, de donde regresó en 2018 para presentar el Telediario de las 21 horas.

Al día siguiente de nuestra conversación viajará a Ucrania con un equipo de informativos. Unos días después realizará desde Kiev, con el sonido de las sirenas antiaéreas de fondo, un Telediario especial que será alabado de manera unánime: «La revolución tecnológica y de la comunicación que estamos viviendo obliga a activarse, a experimentar y en ocasiones a cambiar de modelos. Se tiende a ver esta revolución como una competencia que deja a los medios tradicionales en la cuneta, y si estamos mal posicionados seguramente será así, pero también nos abre muchísimas posibilidades, entre ellas llegar a nuevos públicos en todo el mundo. En ese juego de buscar la innovación hay un componente de riesgo, y en ocasiones se puede llegar a rozar el ridículo, pero creo que es importante tratar de buscar nuevos caminos. Algunos serán equivocados, otros acertados. La cuestión es no perder la esencia de lo que es el informativo, el sentido periodístico de la jerarquización de la información por un grupo de profesionales. Renunciar a eso sería entrar en una atomización total, como un menú para todos los gustos donde cada uno va picando lo que quiere y el criterio periodístico pierde su valor».

A favor del formato tradicional

Para Franganillo, un informativo debe conservar un formato tradicional, «aunque introduciendo novedades, tratando de modernizar la narrativa, sabiendo que ese mismo producto va a tener otras vidas por otros canales. Se trata de utilizar la tecnología a nuestro alcance de una manera responsable y siempre pensando en lo que puede aportar informativamente. Sobre esa base, el campo está abierto para jugar».

De aplicar la novedad saben algo en Antena 3. La cadena de Atresmedia, que apostó hace muchos años por hacer de las noticias uno de los pilares de su programación, es quizá la que más aprovecha las prestaciones digitales para presentar la información de una manera más atractiva. Hoy, sus informativos acumulan 33 meses consecutivos como líderes de audiencia.

«Antena 3 fue pionera en apostar por el 3D y en decir las cosas de otra manera. También fuimos los primeros en levantarnos de la mesa. Al principio fue un shock, pero ahora es lo más normal, lo hacen casi todos», cuenta Sandra Golpe, directora desde hace cinco años de la edición de sobremesa, 56 meses de liderazgo ininterrumpido, con una media del 21,5% y 2,4 millones de audiencia la pasada temporada. «Somos la única edición de las 15 horas con más de dos millones de espectadores todos los días», presume esta periodista gaditana que se forjó en CNN+ y que forma parte de los servicios informativos de Antena 3 desde 2008.

¿Cuál es la fórmula del éxito? «Mucho dinamismo, muchas caras y mucho directo, informaciones concisas, precisas y didácticas explicadas con un lenguaje natural», resume. «La audiencia recompensa la cercanía y la claridad, pero sobre todo la honestidad».

Tras participar en la sesión de fotos que ilustra estas páginas nos subimos con ella a un taxi. El conductor la reconoce al instante: «Usted es la de las noticias», exclama. «Gracias por ver Antena 3, caballero», responde Golpe, defendiendo los colores. El taxista, un hombre cercano a los 60, lleva apenas un par de semanas de servicio. Tiene un negocio, pero las cosas van mal y se ha visto obligado a hacer horas al volante para ganarse la vida. Pensando en él, y con los datos del informe sobre la pobreza en España presentado dos días después en el Congreso de los Diputados por la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social, que cifra en 13 millones el número de españoles en riesgo de pobreza o exclusión social, Golpe y su equipo prepararán una pieza para el informativo.

El pulso de la calle

«Hemos buscado ejemplos concretos para que ese hombre se viera reflejado», explica la periodista unos días después, «gente que no está en la cola del hambre, que tiene estudios universitarios y que trabaja, pero que no llega a fin de mes. En mi edición siempre hemos puesto el acento en los problemas de la sociedad. Nos importa mucho lo que se habla en la calle y queremos formar parte de la conversación».

En Antena 3 tienen comprobado que este tipo de información es la que más interesa al espectador. «Lo puedes ver analizando la curva diaria», expresión gráfica de la tiranía de la audiencia, «pero que a la vez es muy descriptiva de lo que le interesa al público. La curva sube con ese tipo de historias y baja cuando empezamos a hablar de política. Hay una desafección clarísima de los ciudadanos hacia los políticos. Nosotros no dejamos de dar esa información, que es clave, pero ponemos el acento en otros temas. Y creo que es una fórmula que funciona».

Todo ello apoyado en un estilo muy dinámico que ya es marca de la casa. «Yo estoy harta de verme en la tele, y quiero transmitir que esto lo hace un equipo grande de personas. Si un compañero tiene una buena historia quiero que me la cuente él, y que no lo haga con voz de teletipo. Me gusta que haya muchos rostros en el informativo, que salgan expertos, que no nos quedemos en el titular, sino que en lo posible profundicemos y contemos no solo lo que sucede, sino por qué sucede».

Las noticias en la tele, no más de un minuto

Con la capacidad de concentración del televidente en progresión menguante, Golpe está convencida de que atraer su atención y no aburrirlo se convierte en una obligación informativa más. «Hay un momento en el que el espectador se cansa de estar sentado viendo las noticias -esto también lo dice la curva- y con las herramientas a tu alcance tienes que convencerlo para que se quede. Cuando empezaba en CNN+ podías hacer un maravilloso reportaje de internacional de dos minutos. Eso ahora es inconcebible. Las piezas no duran más de un minuto. Pero es que no hace falta. Las imágenes, o un gráfico en pantalla explicado durante 30 segundos te permiten contar lo necesario de forma eficaz. Así es como vamos confluyendo con las nuevas formas de comunicación».

Pero sin abdicar de las exigencias del periodismo de siempre. «No elevamos a noticia ninguna imagen o información sin haberla documentado y contrastado. Aunque las fuentes hayan cambiado, el proceso de verificación es el mismo. No somos infalibles, cometemos errores como todo el mundo, pero los que nos siguen saben que esto es una seña de identidad que nos distingue de otro tipo de medios y formatos que han proliferado recientemente», concluye.

Como en Antena 3, la parte social tiene un peso importante en las escaletas de Informativos Telecinco. «Siempre hay una historia cercana, un tema propio que se hace eco de alguna reivindicación o problemática. Historias en las que se puede ver reflejado nuestro espectador, más allá de la columna vertebral de todo noticiero, que no deja de ser la agenda política y ahora, lamentablemente, los conflictos internacionales», declara Alba Lago, 10 años en los servicios informativos de la cadena de Mediaset y año y medio compartiendo mesa por las noches con el gran icono periodístico de la casa, Pedro Piqueras.

Por una cuestión generacional, las redes sociales y los nuevos medios forman parte de la experiencia personal y profesional de esta periodista gallega de 37 años. Por ello, advierte, «no creo que debamos caer en la agorafobia digital, sino todo lo contrario, creo que debemos ir de la mano. Del mismo modo que la red social se nutre de la calidad de los contenidos de televisión que se replican en ella, nosotros podemos nutrirnos de las ventajas que te puede dar un medio accesible para todo el mundo en cualquier momento del día. Pero no debemos ceder a la tentación de pensar que todo se mueve en las redes sociales. No olvidemos que hay millones de personas en este país que se siguen informando a través de la radio y la televisión».

El rigor de siempre pero con nuevas formas de contar

Tampoco caer en la trampa de «intentar competir en inmediatez. Nosotros tenemos el poso y el peso de la experiencia y la credibilidad». Para Lago, en un contexto de «hiperconexión digital» en el que «la televisión en general está haciendo equilibrios» para reubicarse, el informativo cobra un valor especial. «El usuario no para de recibir estímulos digitales, a cada momento le llegan titulares de no se sabe qué fuente ni qué medio. Los informativos de televisión estaban sufriendo una especie de crisis de mediana edad, y tuvo que llegar la pandemia para volver a recolocarlos en el centro del escenario. Al final, en un contexto de incertidumbre, el espectador busca el rigor».

Informativos Telecinco mantiene su formato tradicional, y esto «es algo que en este momento tiene un valor añadido», afirma Lago. No obstante, cree que sería un error caer en la complacencia o aferrarse a las fórmulas conocidas. «En esta profesión se está en constante aprendizaje. Hay que abrir los ojos y escuchar. La gente más joven ofrece puntos de vista diferentes y nuevas formas de hacer. Hay que contar con ellos, porque si bloqueamos la regeneración de la profesión perdemos calidad y oportunidades. Ahora que la información certera y rigurosa es más necesaria que nunca, esto es lo último que queremos».

Entre esa nueva generación de profesionales, con un pie en los medios de siempre como La Sexta, y otro en plataformas como Twitch, destaca Emilio Doménech, conocido en las redes como Nanísimo. Este alicantino de 32 años se vio informando para España sobre las primarias demócratas de 2016 mientras estudiaba un máster en Boston. Desde entonces se ha convertido en una referencia de la información sobre Estados Unidos. Hoy mantiene La Wikly, una ambiciosa newsletter sobre actualidad americana, transmite diariamente en Twitch, maneja extensiones digitales en TikTok, Twitter, Instagram y trabaja para Newtral.

«El periodismo no está en Twitch ni en TikTok»

«Es un trabajo multiplataforma a muchos niveles, pero siempre periodismo», cuenta por teléfono desde Nueva York. «Explicar las cosas es la base de lo que hago. Mi día a día es levantarme y ponerme a leer y estudiar para informar a mi audiencia». Para abarcarlo todo, Doménech trabaja 16 horas diarias, «pero lo hago porque quiero. Me flipa mi trabajo y no me gusta demasiado delegar. Es algo sobre lo que estoy reflexionando, porque no quiero morirme a los 40 años, pero es difícil estar al tanto de todo sin invertir una cantidad de tiempo inhumana».

Doménech hace un periodismo sui géneris, de marca personal, que depende del contenido que crean los medios y periodistas convencionales. «Yo me he especializado en traducir información en tiempo real en un nuevo formato», aclara. Cree que esta figura mediadora que él representa ha llegado para quedarse. «Este enfoque personalista y personalizado, de alguien que escribe una newsletter y la pone en tu bandeja de entrada, forma parte del futuro, pero», reconoce, «no se entiende sin redacciones de periodistas y editores competentes. Sin redacciones, domina la opinión. Eso no es periodismo, y eso es lo que está teniendo éxito en las nuevas plataformas. El periodismo no está en Twitch ni en TikTok».

                               3,8 millones de seguidores en TikTok

Ac2ality

Otro ejemplo de mediación informativa en las redes lo representa, que, con 3,8 millones de seguidores, es el perfil de noticias en TikTok más importante en español. Cada día, su joven equipo elige los seis temas más relevantes en los medios digitales y los convierte en vídeos de un minuto, asequibles y didácticos.

Todo surgió hace un par de años, cuando una de sus fundadoras, Daniela Álvarez, trabajaba como becaria en Naciones Unidas. «Yo había estudiado Políticas, me gustaba estar informada, pero cuando leía los periódicos muchas veces no entendía lo que me querían decir», explica. «Surgió la idea de hacer ilustraciones para Instagram, y Gabriela, una de mis actuales socias, me sugirió que lo hiciéramos en TikTok. Comenzamos con los vídeos y en muy poco tiempo tuvimos muchos seguidores. Fuimos las primeras, pillamos el algoritmo a tiempo, así que tenemos un impulso orgánico muy fuerte. Ahora es imposible que cualquier medio que se meta en la plataforma pueda tener tantos seguidores».

Ninguna de ellas es periodista de formación, pero no es algo que les preocupe. «Tenemos mucho cuidado, utilizamos fuentes e intentamos ser objetivas. Tengo claro que soy más periodista que nadie, porque sé que hago bien mi trabajo», proclama.

«Información actual, atemporal, atípica y emotiva»

Quien sí estudió Periodismo es Sheila Hernández, la almeriense de 28 años detrás de Es.decir, un «diario» en Instagram que cuenta con cerca de 750.000 seguidores. Después de terminar la carrera en 2018, ante las dificultades para acceder a un puesto de trabajo, decidió crear un perfil desde el que ejercer el oficio a su manera, ofreciendo «información actual, atemporal, atípica y emotiva», según reza su descripción. «Surge de una mezcla de vocación y de encontrarme con un periodismo que no me representa», asegura, dominado por el clickbait y los titulares engañosos que «manchan el trabajo que hay detrás de las informaciones y la reputación del oficio».

Sheila selecciona noticias, les da un soporte visual y las ofrece de manera sencilla, utilizando contenido de los medios y las redes sociales o información que le proporcionan otros usuarios. Elegida por la revista Forbes como una de las cien personas más creativas de España en el mundo de los negocios, Sheila sin embargo no ha ganado un euro con Es.decir hasta agosto de este año, gracias a algún patrocinio y a su participación en charlas y jornadas. Ha rechazado más de una propuesta de publicidad «porque prefiero no ganar nada que poner algo que choca con mi ética». Para cuadrar sus cuentas sigue trabajando como community manager para varias empresas y ha montado una tienda de moda online.

Estas nuevas narrativas tienen algo en común: reciclan, parasitan o recombinan el contenido periodístico creado por otros para ofrecer un material digerible a una audiencia joven que ha perdido el hábito del consumo directo de información o que desconfía de los medios tradicionales.

El resultado es un producto simplificado y optimizado para favorecer su viralización. «Es muy tentador crear una oferta a la carta del cliente, incluso intentando no contradecirlo nunca, reforzando su punto de vista o sus prejuicios, para conseguir mayor tráfico. La tiranía del consumidor sí es una amenaza al periodismo», alerta Franganillo. Las nuevas experiencias comunicativas en las redes ofrecen lecciones interesantes en cuanto al formato, pero quizá las claves del buen periodismo, la honestidad de la que habla Golpe, el rigor y la credibilidad mencionadas por Alba Lago, la jerarquización irrenunciable de Franganillo, sigan siendo las mismas de siempre.

EL MUNDO