Todos los periodistas que se incorporan a los medios del grupo Axel Springer están obligados por contrato a defender al pueblo judío y al Estado de Israel. Me lo contó hace unos años un colega alemán. Decía saber de lo que hablaba, pero como no me enseñó la cláusula secreta de su contrato laboral, ni me lo creí ni dejé de creérmelo. Un tiempo después y por razones que ahora no vienen a cuento, Axel Springer reconoció públicamente seguir cinco “principios esenciales”, una línea editorial que obliga a todos los empleados del grupo, desde el diario Welt hasta el tabloide Bild a defender “la libertad, el Estado de derecho, la democracia y una Europa unida”; apoyar “al pueblo judío y el derecho a la existencia del Estado de Israel”; abogar por “la alianza transatlántica entre Estados Unidos de América y Europa”; defender “los principios de la economía de mercado y su responsabilidad social”; y rechazar “el extremismo político y religioso y todas las formas de racismo y discriminación sexual”. Salirse del ideario, implica despido y eso es lo que le ha ocurrido a un redactor de origen libanés.
Según la versión de Kasem Raad, que es la única que hay porque Axel Springer no responde a cuestiones de personal, el 7 de octubre, tras los brutales atentados de Hamas, el equipo editorial envió un artículo interno titulado Estamos con Israel. Días después y con más preguntas que respuestas, Raad, de 20 años y recién fichado por Welt TV, envió un mensaje privado al empleado que dirige la intranet preguntando por qué Axel Springer apoyaba a Israel. Al no recibir contestación, Raad escribió su pregunta en el tablón de anuncios. “¿Acaso no te has leído tu contrato?”, respondió alguien. Raad fue llamado por la dirección y reprendido, pero éste mantuvo su actitud porque “creo firmemente en el diálogo abierto y en la búsqueda de respuestas, especialmente en un momento en el que mucha gente carece de conocimientos sobre temas sociales de actualidad”, explicó.
Ahí quedó la cosa, hasta que Raad decidió publicar un vídeo en su canal personal de Youtube cuestionando una versión viral según la cual Hamas decapitó a bebés durante su ataque, algo que ni las Fuerzas de Defensa de Israel pudieron confirmar. El 20 de octubre fue convocado a otra reunión en la que se le informó del despido. “Toda esta situación es realmente irónica. Uno de los principios esenciales de Axel Springer son libertad, democracia y el rechazo al extremismo político y religioso, pero en mi caso los ha ignorado priorizando el apoyo a Israel”, denunció.
No se sabe cuántos Raad ha habido en los medios de comunicación occidentales, pero en el caso alemán el silencio sobre la tragedia humanitaria que ocurre en Gaza se impone y no sólo por contrato. Llega desde arriba. El canciller Olaf Scholz, por ejemplo, dice que “la exigencia de un alto el fuego inmediato o una larga pausa» en la Franja como piden otros países o la ONU no es buena idea porque eso permitiría a Hamas recuperarse. Para equilibrar el relato habla de “pausas humanitarias” pero lo dice bajito. Usa argumentos del primer ministro Benjamin Netanhayu.
Este viernes, Scholz recibirá al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y lo primero que ha hecho el diario Bild es preguntar en portada: ¿Qué viene a buscar en Berlín el que odia a Israel? Lo único que se sabe es que a Erdogan, diga lo que diga sobre la operación israelí en Gaza, nadie le podrá despedir.
El Mundo