POR REBECCA DZOMBAK
El pez león es una de las especies invasoras más perniciosas que habitan los océanos en la actualidad. Ahora, el animal marino llegó hasta el sur de Brasil en su continua y destructiva expansión territorial.
Este tipo de pez lleva años migrando hacia el sur. Fueron capturados por primera vez en el Golfo de México, probablemente liberados a raíz del comercio de acuarios en 1985, y rápidamente se expandieron hacia la costa este de Estados Unidos y el Caribe. Llegaron a las costas sudamericanas alrededor de 2010.
Pero la especie se estancó alrededor de Venezuela y Trinidad y Tobago, una nación caribeña de dos islas. Durante 10 años, el agua dulce que fluye desde el río Amazonas hacia el Atlántico y una confluencia de corrientes actuaron como barreras geográficas, impidiendo que los peces continuaran hacia el sur.
Pero alrededor de 2020, en un momento en que encontró a la comunidad científica con la guardia baja debido a la pandemia de COVID-19, el pez león comenzó a deslizarse por debajo de la barrera y a dirigirse hacia el sur.
En la actualidad, hay docenas de peces león a lo largo de 241 kilómetros de la costa de Brasil, según indica un nuevo estudio en Frontiers in Marine Science. Entre marzo y mayo de este año, cuando el agua estaba lo suficientemente clara como para rastrear a los peces, los investigadores y los pescadores documentaron 72 ejemplares en estrecha asociación. Una concentración tan elevada sugiere que posiblemente han establecido nuevas poblaciones con éxito, una trayectoria peligrosa y a menudo irreversible para una especie invasora.
“Desde marzo de 2022, el pez león ya ha conseguido cubrir 700 kilómetros de costa”, afirma Marcelo Soares, ecólogo marino y autor principal del nuevo estudio. También informó que el número de individuos supera ya los 300. “Estimamos que el pez león podría invadir los 6000 kilómetros restantes de la costa brasileña en dos años si no se toman medidas urgentes”.
Para muchos científicos, el problema no pasa por el avance de la especie hacia el sur, sino por determinar cuándo.
“Sabíamos que una vez que atravesaran la barrera del Amazonas, se extenderían como el fuego”, sostiene Osmar Luiz, ecólogo acuático de la Universidad Charles Darwin de Australia, quien no participó en el estudio.
Por qué el pez león es una de las especies invasoras más dañinas
El pez león, originario del Indo-Pacífico, es increíblemente destructivo. Dondequiera que vayan, causan estragos en los ecosistemas locales, al alimentarse de especies autóctonas y alterar las cadenas alimentarias. Se han ganado la reputación de ser uno de los peces invasores más dañinos.
Además de extenderse hacia el sur de Brasil, también ha establecido poblaciones en el Mediterráneo, a través del Océano Índico y el Canal de Suez. Luiz asegura que no le sorprendería que pronto llegaran a África Occidental, e hicieran una especie de “autostop” en las corrientes de la costa brasileña.
Además de su impacto destructivo, el pez león libera miles de huevos cada dos o cuatro días. Tienen el dorso cubierto de espinas venenosas y son increíblemente adaptables a diferentes entornos y tipos de alimento.
Sus millones de larvas son transportadas a lo largo y ancho por las corrientes, a veces incluso propagadas por los huracanes. Lo peor de todo es que tienen pocos depredadores naturales en sus áreas de distribución invadidas y, a menudo, no se aprecia del todo la amenaza que suponen.
“Tienen muchos rasgos que los hacen exitosos”, cuenta Nicola Smith, ecóloga marina de la Universidad de Columbia Británica, quien no participó en la nueva investigación. “No me sorprende que estén poblando la costa del Atlántico y que ahora estén en Brasil”.
“El pez león es un depredador voraz”, describe Soares, y una invasión de peces león puede amenazar con la extinción de especies vulnerables. A diferencia de otros cazadores, que cambian a presas abundantes cuando una especie ha disminuido, el pez león perseguirá implacablemente a los últimos individuos de una especie de presa hasta que desaparezcan.
Debido a este hábito de caza, las especies endémicas (organismos que sólo se encuentran en una zona) son especialmente vulnerables al pez león. Y Brasil está lleno de especies endémicas.
El pez león en Brasil
Soares y sus colegas documentaron el aumento del pez león en la costa brasileña a partir de testimonios de investigadores, pescadores y publicaciones en las redes sociales. De los 72 ejemplares encontrados durante el estudio que duró tres meses, más de la mitad se hallaron cerca de estructuras construidas por el hombre, como arrecifes artificiales, que los lugareños utilizan para pescar.
“Preocupa qué impacto tendrá el pez león en la pesca”, reflexiona Soares. “La costa brasileña tiene una considerable actividad pesquera artesanal, que es vital para la seguridad alimentaria en una zona con importantes desigualdades sociales”.
El pargo y el mero, dos peces de gran importancia económica, podrían verse abatidos. En las Bahamas, por ejemplo, el pez león acabó con el mero de tal manera que se restringió su pesca, por lo que en la actualidad sus poblaciones han empezado a repuntar.
Durante la investigación, se encontró al pez león acechando en aguas turbias y con sedimentos. Esto hace que el método habitual de gestión de las especies invasoras mediante la pesca con arpón (en la que los cazadores submarinos disparan y empalan a los peces) se torne mucho más difícil.
Un documento reciente revela que al menos 29 especies de peces endémicas de las aguas brasileñas son especialmente vulnerables al pez león, como el Haemulon squamipinna, un pequeño pez de rayas amarillas importante para la pesca costera de subsistencia. A cientos de kilómetros de la costa, los archipiélagos rocosos como el de Fernando de Noronha albergan numerosas especies con algunas de las huellas geográficas más pequeñas del mundo. Algunas, según Luiz, están contenidas en apenas unos metros cuadrados.
“Todavía no conocemos toda nuestra biodiversidad marina, especialmente las especies raras y crípticas”, explica Soares. “Si el pez león puebla estos hábitats con las mismas densidades que ha alcanzado en el Caribe, es posible que se produzcan reducciones locales de población entre las especies raras y crípticas”.
Ahora que el pez león ha establecido poblaciones en aguas brasileñas, el siguiente paso inevitable es que se extienda aún más.
“Una vez que (el pez león) está en la fase de establecimiento, puedes pescar, pescar y pescar todo lo que quieras”, afirma Smith. “Pero te enfrentas a una situación perdedora, porque seguirán reproduciéndose y reemplazándose a sí mismos”, agrega.
Cómo controlar al pez león
En el caso de otras especies de peces, la eliminación de individuos de una zona daría lugar a una menor densidad de población. Pero, según Smith, esto no ocurre con el pez león. “Tan rápido como se lo elimina, es capaz de recolonizar”, indica la especialista.
Dado que el pez león tiende a desplazarse a zonas con poblaciones bajas de esta especie, “cuantos más peces león se eliminan, más surgen de las profundidades para reponer lo que se ha eliminado”.
Entre los esfuerzos realizados por el hombre para reducir las poblaciones de pez león se encuentran los torneos de pesca, que pueden eliminar rápidamente muchos individuos en una gran zona, y las trampas para peces león especialmente diseñadas, aunque alrededor de la mitad se escapan, reconoce Smith. Los chefs también han presionado para convertir al pez león en una opción de marisco popular.
Pero no es fácil convertir un pez invasor con espinas venenosas en un manjar local. La gente suele pensar que no es seguro de comer. Además, su caza con arpón requiere más tiempo debido a las peligrosas espinas, y sus filetes, aunque sabrosos, son pequeños.
Tal como sostiene Smith, aún así vale la pena intentar convertir el pez león en una cena.
“He comido mucho pez león. Es rico, sabe como el mero”, detalla Smith.
Aunque los esfuerzos por eliminarlos por completo pueden ser inútiles, los esfuerzos por reducir sus poblaciones ayudan a limitar los daños a las especies autóctonas. Luiz asegura que el siguiente paso importante es rastrear al pez león cuando se desplaza y tratar de evitar que establezca nuevas poblaciones. Será importante vigilar los lugares de alta mar, incluidos los archipiélagos lejanos, que no son frecuentados por pescadores o turistas.
Para las especies autóctonas de Brasil, esta lucha es una cuestión de supervivencia.
“Lo mejor que podemos hacer es evitar que extingan a las especies autóctonas”, concluye Luiz.
National Geographic