Como en todas las consultas esta viene cargada de matices. Primero es bueno recordar que el periodista en su condición de ciudadano tiene toda la libertad para decidir qué hace con el dinero obtenido con su trabajo. Sin embargo, en su condición de periodista debe evaluar muy bien hasta dónde quiere involucrarse como parte en un conflicto armado que está cubriendo. Si bien es cierto que resulta imposible despojarse por completo de la mirada que se tenga frente a la guerra que se cubre y el dolor que causa, no podemos olvidar que al final nuestro objetivo es informar con el mayor rigor posible tratando de apegarnos a lo que pasa en la realidad. Por eso siempre se insiste en la necesidad de actuar con la mayor distancia de los bandos en conflicto cuando se trata de cubrir una guerra. La distancia nos ayuda a ver mejor y tratar de informar bien debería ser siempre nuestro norte.
Sin embargo, si el periodista decide invertir su dinero en apoyar la compra de armas para un bando entenderá que con ello puede poner en riesgo la condición de civil protegido que le otorga el Derecho Internacional Humanitario. Esa protección se extiende mientras el periodista no participe de las hostilidades. Financiar armas podría llegar a considerarse como una participación directa en el conflicto. Es decir, el periodista tiene libertad para decidir apoyar a un bando en conflicto, pero hacerlo conlleva consecuencias para él y para la calidad y credibilidad de la información que genera.
De los archivos del Consultorio rescato una respuesta del año 2016: “La naturaleza de la misma profesión periodística le da a su actividad un carácter universal que la coloca por encima de cualquier trinchera, por tanto, al cubrir el conflicto armado el periodista no lo hace en nombre de una u otra de las fuerzas en combate, sino de sus lectores, oyentes o televidentes que, en su calidad de civiles, reclaman la cesación de los combates y la solución política del conflicto”.
Yolanda Ruiz Fundación Gabo