— ¿Qué hacía un científico de Exxon en una conferencia climática en 1979? La petrolera supo hace 40 años lo que pasaría y lo ocultó
Por Mónica R. Goya
Geóloga y catedrática de Historia de la Ciencia de la Universidad de Harvard, Naomi Oreskes lleva décadas estudiando la evolución de la emergencia climática y sus implicaciones. Comenzó a interesarse como estudiante de Geología y ahora, reconvertida en historiadora y con más de una decena de libros escritos, además de un abanico de influyentes estudios y ensayos publicados en las revistas científicas más prestigiosas, su trabajo genera recelo, sobre todo por parte de la industria. Oreskes es una de las autoras del estudio publicado recientemente en la revista Science que concluye que la petrolera ExxonMobil conocía el cambio climático pero difundió información falsa para salvar su negocio.
¿Qué le ha parecido lo más relevante de esta investigación?
Sabemos desde hace algún tiempo que ExxonMobil tenía bastante conocimiento sobre el cambio climático desde los 70. A través del trabajo que otros han realizado, incluidos periodistas de Los Angeles Times e Inside Climate News, sabemos que tuvo un importante programa de investigación a finales de los 70 y 80 sobre cuál sería el impacto de los gases de efecto invernadero por la quema de combustibles fósiles, y sabemos, en base a mi trabajo y a otros, que a partir de finales de los años 80 y 90 pivotó desde las investigaciones científicas hacia la desinformación. Este nuevo estudio es una evaluación cuantitativa del nivel de precisión de los modelos climáticos que los científicos de ExxonMobil estaban haciendo y muestra que sus propios modelos eran tan precisos y, en algunos casos, más incluso que los modelos que fueron elaborados en ese momento por científicos académicos y gubernamentales.
¿Cuáles son los peligros del greenwashing y la desinformación de la industria y cuál es su alcance?
La democracia depende de que los ciudadanos tengan acceso a información veraz, y si no tenemos buena información no podemos tomar buenas decisiones. Es la misma perspicacia que utilizó la industria del tabaco cuando se dio cuenta de que si la gente pensaba que no sabíamos realmente que fumar era mortal, entonces continuaría fumando y no apoyaría la acción de los gobiernos para controlar el tabaco. La idea general es que, si mermas la comprensión de la gente sobre el tema, si creas confusión, dudas, y entonces puedes bloquear la acción. Esa es la estrategia que emprendieron a finales de los 80 y que realmente siguieron durante muchas décadas. Ahora el mensaje se ha desplazado de la desinformación absoluta sobre la ciencia del clima hacia el greenwashing, afirmando que ExxonMobil quiere ser parte de la solución, aunque los hechos en realidad no lo respalden.
El caso de Exxon fue a los tribunales en 2022 y otras corporaciones como Shell ahora están siendo demandadas. ¿Es el litigio la clave del cambio?
Las denuncias son importantes. Las personas deben rendir cuentas por sus acciones, no solo en este espacio, sino en la vida en general. Si matas a alguien debes ser procesado, y si eres culpable, enviado a la cárcel. La pregunta aquí es si ExxonMobil ha hecho cosas de forma ilegal o no, y esa es una cuestión que resolverán los tribunales. Ha habido algunos casos importantes, como el de los Países Bajos el año pasado que involucró a la corporación Shell y que concluyó que se violaron las leyes.
A la industria tabaquera se le responsabilizó de los miles de millones de dólares en costes médicos para enfermedades que podrían haberse evitado si la gente no hubiera fumado. Ahora muchos estados se enfrentan a grandes daños y desembolso de dinero para proteger a las personas contra el aumento del nivel del mar o en limpieza tras huracanes como el del año pasado en Puerto Rico. Hay un daño real debido al cambio climático, y estas empresas han contribuido a través de sus campañas de desinformación. Se trata de la responsabilidad legal por los daños monetarios y de salud tangibles. Por otro lado, cuando las personas entienden lo que han hecho estas empresas, es menos probable que caigan en sus continuas afirmaciones engañosas.
Algunas de las compañías de combustibles fósiles más grandes que ahora aceptan públicamente el cambio climático lo niegan a través de grupos influyentes. Entonces, ¿debemos hablar principalmente de las empresas de petróleo, gas y carbón?
No, no son solo ellos. Sobre esto escribí en mi libro Los mercaderes de la duda. Una de las razones por las que la negación y la desinformación funcionan es que a menudo se ocultan bajo algo que aparentemente es bueno. Estos grupos son organizaciones neoliberales de derecha que se oponen a la participación de los gobiernos en el mercado por una variedad de razones. Hacen causa común con la industria de los combustibles fósiles para promover un mensaje antigubernamental. Y lo hacen en parte debido a su ideología política, incluso cuando en algunos casos no necesariamente tienen una participación financiera en dicha industria. Si ExxonMobil dijera: “Oh, sí, estamos negando la ciencia del clima porque sabemos que amenaza nuestras ganancias”, no colaría; pero dicen: “Estamos protegiendo la libertad, la capacidad de elección, estamos protegiéndonos contra la intrusión del gobierno”, que es un argumento que hemos visto una y otra vez.
Uno de sus últimos libros se titula ¿Por qué confiar en la ciencia? ¿Cuál es el papel de los medios de comunicación en generar confianza en la ciencia?
Los medios no han sido muy buenos en este tema porque tienen un desafío, y es que las noticias exigen novedad. A menudo hay mucha atención puesta en un estudio, pero el conocimiento científico nunca se basa solo en uno, sino en la evidencia acumulada a la que diferentes científicos, que usan diferentes métodos, llegan a lo largo de mucho tiempo. En el libro argumento que una de las cosas que fortalece la ciencia es este enfoque colectivo con el que no dependemos de un solo individuo o un solo estudio, sino que trabajamos en colaboración. Este proceso de crítica, del escrutinio crítico colectivo, es realmente crucial para generar un conocimiento sólido, garantizado y fiable que casi nunca se transmite en las informaciones periodísticas. Lo que se transmite es un estudio que seis meses después resultó no ser cierto. Pero así es como funciona la ciencia.
El economista francés Thomas Piketty argumenta que es imposible luchar seriamente contra el cambio climático sin una profunda redistribución de la riqueza, y que la única salida para limitar los efectos del calentamiento global es reducir drásticamente los ingresos de los más ricos.
Creo que la solución va a ser complicada. Cada vez que le dices a la gente rica que tiene que regalar su dinero, no les gusta. Tenemos que entender que habrá resistencia a este tipo de propuestas. En general, la noción básica de responsabilidad de que, si has hecho algo que hirió a otra persona tienes la obligación de dar cuenta de eso, no es un concepto radical en la jurisprudencia occidental ni en la ética occidental.
¿Hay tiempo para evitar las peores consecuencias del cambio climático?
Sí, porque siempre puede empeorar. ¿La parte triste de esta historia? Aunque hay avances reales en algunas áreas, la conclusión es que la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera sigue aumentando. Y mientras continúa creciendo vemos más calor atrapado en la atmósfera, lo que provoca la alteración del clima, pérdidas y daños. La mayoría de los científicos cree que hay puntos de inflexión significativos, que si alcanzas un umbral, esos cambios causarán un daño muy dramático que no se puede revertir. Y el ejemplo más obvio de eso tiene que ver con el derretimiento de la capa de hielo de Groenlandia y el consecuente aumento del nivel del mar. Las consecuencias son potencialmente catastróficas.
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