Camila Acosta: «Dios me puso ahí (en prisión) para contar lo que sucede»
Cuba excarcela a la periodista Camila Acosta, corresponsal de ABC en La Habana
Según Reporteros Sin Fronteras (RSF), Cuba ocupa el puesto 173 de los 180 países que contabiliza en su listado sobre libertad de prensa. Se trata de un puesto mediocre, preocupante, pero que no parece inquietar en la isla, donde Amnistía Internacional denuncia a menudo las violaciones de derechos humanos y la flagrante ausencia de libertad. Como si pretendiera confirmar con un esfuerzo decidido que ambas organizaciones están en lo cierto, el régimen persiste en su persecución a los informadores. Camila Acosta, corresponsal de ABC en La Habana y redactora del medio CubaNet, se ha convertido en la última persona en sufrir el señalamiento de las autoridades, en lo que la propia informadora considera una campaña fabricada desde el oficialismo.
«Quieren montarme una causa judicial por propaganda enemiga, por acciones subversivas o lo que les venga en gana, y entonces ver si negocian conmigo y decido irme de Cuba», denuncia Acosta, en una conversación mantenida por teléfono desde su casa de La Habana. «Este linchamiento mediático, este asesinato de la reputación, lo suelen hacer cuando quieren llevar a esas personas a prisión».
Retorcer la realidad
En esta ocasión, los hechos se sucedieron de la siguiente manera. Durante el segundo aniversario de las movilizaciones del 11 de julio de 2021, cuando los cubanos expresaron su descontento por la frágil situación económica y la ausencia de libertad política en su país, Acosta fue contactada por un periodista del canal América TV, un medio radicado en Miami que da voz a los opositores. Se trataba de una llamada privada, hecha al teléfono fijo de su casa, intervenido por los servicios secretos, tal y como demostró que la conversación se filtrara unos días más tarde, el 15 de julio, en ‘Razones de Cuba’, un programa de la televisión pública. Presentado por Humberto López, la emisión mostraba en una pantalla el rostro de Acosta, calificada con desprecio de «vocera dependiente» y acusada de «visibilizar a neoterroristas». Pero, ¿en qué consistían exactamente los reproches?
Según el programa, Acosta hizo declaraciones el 11 de julio acerca de las concentraciones de cubanos opositores previstas para el 17 y 18 de julio en Bruselas, donde estos días se ha celebrado la cumbre entre la UE y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac). Es decir, la televisión señalaba a la periodista por haber comentado hechos que todavía no se habían producido, con el presunto propósito de desacreditar al régimen. No obstante, como explicó la corresponsal a ABC, la realidad es mucho más simple, frecuente y lógica. «Era un falso directo, pero se ha utilizado como si habláramos en los días previos sobre lo que iba a pasar en Bruselas», cuenta Acosta. En los medios, se trata de un procedimiento habitual, pues las intervenciones quedan grabadas antes de ser emitidas para evitar las posibles interferencias, un riesgo si la entrevista se mantuviera en vivo. Además, sus declaraciones se centraban fundamentalmente en la mala situación de su país, aunque la televisión pública cubana omitió interesadamente esa parte.
«Lo grave es que saquen un audio del teléfono fijo de mi casa, están violando el secreto de comunicaciones», denuncia Acosta, que no es la primera vez que sufre una afrenta de este tipo, pues hace dos años acabó en prisión y luego fue forzada a permanecer en su casa por sus informaciones sobre el movimiento de protestas. «Estuve cuatro días detenida, totalmente incomunicada, y después me excarcelaron con una medida cautelar de reclusión domiciliaria. Me acusaron de desorden público y de instigación a delinquir. Finalmente, no me hicieron un juicio, y estuve diez meses con esa medida cautelar».
Su situación no ha mejorado desde entonces. «La vigilancia sobre mí es constante. Durante los cuatro años que llevo haciendo periodismo, dos y medio con ABC, me han multado, he estado presa, me han confiscado mis equipos de trabajo y he sufrido interrogatorios y amenazas», rememora.
Programa de televisión donde se retransmitió la conversación de Camila Acosta ABC
Contra la independencia
«Ahora, me están presionando para que me vaya del país. El año pasado hubo un éxodo de 300.000 cubanos, entre ellos, muchos periodistas independientes», expone. «Quedamos pocos dentro de Cuba. Yo creo que soy la más incómoda, la que tiene más visibilidad. En el vídeo que pusieron se cuidan mucho de no decir que trabajo en ABC. Ni siquiera dicen que soy periodista, y, a pesar de que me gradué en la Universidad de La Habana, me llaman ‘vocera’, que es una forma de degradar».
Lo que suceda a partir de ahora es imprevisible, aunque Acosta teme que usen en su contra el artículo 143 del nuevo Código Penal. «Es mucho más abusivo que el anterior. En ese artículo, se habla del financiamiento del exterior, supuestamente para acciones subversivas o que atenten contra la Constitución. Eso afecta a la prensa independiente, que, en su mayoría, trabaja para medios en el exterior, como CubaNet y ABC. Hasta ahora, no han aplicado ese artículo, pero no nos cabe ninguna duda de que en algún momento lo utilicen con efecto ejemplarizante».
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