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Periodismo en el exilio: desafíos de una práctica que crece

por DEVIN WINDELSPECHT

Medios independientes están en el punto de mira en momentos en que el autoritarismo arraiga con más fuerza en todo el mundo. De Turquía a Rusia, de China a El Salvador, cada vez más periodistas y redacciones se mudan al extranjero para informar con libertad sobre sus países de origen.

Estos medios híbridos —publicaciones dirigidas por periodistas en el exilio en colaboración con colegas locales que permanecen en el país— son “un fenómeno en crecimiento”, dijo la Presidenta del ICFJ, Sharon Moshavi, durante un panel que moderó en el Festival Internacional de Periodismo de Perugia, Italia.

Los profesionales que trabajan en estas redacciones se enfrentan tanto a importantes riesgos para su seguridad, como a la falta de financiación y a dificultades para llegar al público de su país.

En el panel “El crecimiento de los medios híbridos en países autoritarios” participaron Yavuz Baydar, editor de Free Turkish Press, que cubre el gobierno cada vez más autocrático de Recep Tayyip Erdogan en Turquía; Sveta Dyndykina, cofundadora de ROMB, que ofrece noticias independientes al público ruso en un entorno con altos niveles de censura y propaganda; y Tinshui Yeung, antiguo becario de innovación ICFJ Knight, que investiga de qué manera las nuevas tecnologías pueden ayudar a periodistas de todo el mundo, incluido su Hong Kong natal, a trabajar de forma más segura.

A continuación, algunos puntos clave de la sesión.

Seguridad

Los medios híbridos rusos dependen de los periodistas freelance que están en el país para cubrir las protestas contra la guerra y otros acontecimientos que el gobierno considera políticamente peligrosos, explicó Dyndykina.

Estos periodistas suelen carecer de la formación y el apoyo en materia de seguridad que reciben muchos periodistas de staff a tiempo completo. “El desafío más grande es garantizar la seguridad de los freelancers”, afirmó. “Los que se quedan en Rusia son extremadamente valientes, pero necesitan apoyo institucional”.

La información independiente que publican los medios híbridos también expone a sus periodistas en el exilio a la violencia de los partidarios del régimen en los países a los que se han trasladado. Baydar recordó a un periodista turco en Berlín y a otros dos en Suecia que fueron agredidos, incluido uno que fue golpeado hasta quedar en coma en Estocolmo. “Mis colegas sienten ese odio todo el tiempo”, dijo Baydar.

Esos mismos periodistas que se han mudado al extranjero pueden ser detenidos si regresan a sus países de origen. Sus familias y amigos también.

“El peligro está en todas partes. Estar afuera no significa estar automáticamente a salvo”, señaló Yeung. “Todo el mundo tiene contactos en entornos autoritarios”.

Falta de financiamiento

La financiación de estos medios es otro problema. De acuerdo con Baydar, algunos inversores son reacios a apoyar a las publicaciones que son críticas de los gobiernos autoritarios.

“Con el tiempo, ha habido una reticencia de los financiadores a oponerse al régimen turco”, dijo. Esto se debe al temor de que la censura y la propaganda del Estado sean “demasiado espesas” para que la información independiente penetre.

Para agravar esta falta de financiamiento, los entornos más libres a los que tienden a trasladarse estas redacciones suelen encontrarse en países donde el costo de la vida es más elevado, como en Europa Occidental.

Llegar a las audiencias

Los medios híbridos y los regímenes autoritarios están en pugna constante. Mientras los primeros intentan llegar a su público y conectar con él, los segundos toman medidas para restringir ese acceso.

Baydar señaló que en Turquía el gobierno prohíbe cada vez más sitios web. Los lectores de Free Turkish Press han utilizado VPN para acceder al sitio cuando ha sido bloqueado, pero esto no es posible en todos los países. En Rusia, por ejemplo, son pocos los que tienen acceso a una VPN, explicó Dyndykina. En su lugar, para acceder a estos medios, recurren a las redes sociales, especialmente Youtube.

Sin embargo, los gobiernos se ocupan de censurar las redes. Rusia ya ha bloqueado el acceso a Twitter e Instagram, y Youtube podría seguirles pronto. “Si bloquean Youtube, será una plataforma menos para que los medios independientes lleguen al público”, dijo Dyndykina.

Incluso en entornos autoritarios en los que las redes no están totalmente prohibidas, como en Hong Kong, los lectores tienden a evitar compartir noticias en esas plataformas que puedan ser consideradas políticamente sensibles por el gobierno, dijo Yeung.

Así, muchas de esas noticias se comparten en aplicaciones de mensajería privada, como WhatsApp y Telegram. Sin embargo, dado que los algoritmos de las redes sociales tienden a recompensar la presencia activa a la hora de enviar contenidos a la sección de noticias de un usuario, la distribución privada afecta negativamente a la capacidad de los medios para llegar a sus audiencias.

Atracción de talentos

Los riesgos a la seguridad y la relativa falta de estabilidad hacen que encontrar periodistas sea otro de los grandes obstáculos. Y sumar a periodistas nativos del país censor es especialmente difícil.

“Cuando trabajas para medios híbridos, tu carrera es menos segura”, explicó Yeung. “Es muy difícil convencer a la gente de que trabaje a largo plazo, y realmente difícil conseguir periodistas que dediquen su carrera a estos medios”.

ROMB colabora con periodistas y medios de comunicación rusos, señaló Dyndykina. Entre otras cosas, su redacción tiene “acuerdos informales” con varios medios locales para republicar coberturas. De este modo, los medios locales ganan visibilidad internacional y los reportajes de ROMB llegan mejor al público ruso.

Pero este proceso entraña riesgos. Hoy varios periodistas rusos se mueven entre el activismo y el periodismo, lo que puede conllevar persecuciones y detenciones. En un caso, un periodista local que estaba cubriendo una protesta contra la guerra para ROMB se sumó a la manifestación y más tarde fue detenido.

Muchos periodistas se preguntan: “¿Quién soy? ¿Soy periodista o soy ciudadano?”, contó Dyndykina. “Es algo con lo que los periodistas rusos lidian a diario”.

Es fundamental encontrar formas de minimizar el miedo que sienten muchos colegas que informan en contextos autoritarios, señaló Yeung. La autocensura es un problema importante, no solo para los periodistas que permanecen en Hong Kong, sino también para los que están en el extranjero y tienen familiares o amigos que se quedaron”.

Yeung animó a los profesionales de Hong Kong a abocarse a coberturas más largas y de mayor esfuerzo investigativo empleando seudómino, en lugar de cubrir abiertamente noticias de última hora. Hacerlo así puede mitigar la probabilidad de que las autoridades los identifiquen como periodistas.

Sin embargo, por muchas precauciones que se tomen, siempre existirá el peligro de ser detenido. Esto plantea un dilema ético a las redacciones: ¿cómo equilibrar los riesgos inherentes a la seguridad con el valor del periodismo sobre el terreno?

“Si se detiene a un periodista por su trabajo significa, por desgracia, que dio en el blanco”, dijo Dyndykina.

Imagen cortesía de Devin Windelspecht.

Ijnet

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