Por José Rolando Sarmiento Rosales
El año más mortífero en al menos tres décadas para los periodistas y trabajadores de medios de comunicación de México llegó a su fin, con 15 asesinatos, una labor peligrosa que quedó expuesta apenas días atrás, con un flagrante atentado a balazos que pudo haberle costado la vida a uno de los periodistas más destacados del país. Dos hombres armados a bordo de una motocicleta abrieron fuego por la noche contra el vehículo blindado del periodista de radio y televisión Ciro Gómez Leyva, cerca de su hogar. La solidaridad ha aumentado entre el gremio de México en medio de los asesinatos y los periodistas están haciendo cada vez más ruido después de cada muerte o intento de homicidio. El ataque a Gómez Leyva, que es uno de los periodistas más conocidos del país. Gómez Leyva es un asiduo crítico del gobierno y blanco frecuente de las críticas del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador contra la prensa.
Katherine Corcoran, autora del libro “In the mouth of the wolf: a murder, a cover-up and the true cost of silencing the press”, comentó que una de las principales razones por las que los asesinatos de periodistas se han mantenido obstinadamente altos en México, es que los funcionarios del gobierno están detrás de muchos de ellos. “Es algún tipo de corrupción gubernamental la que está siendo amenazada o algún tipo de imperio gubernamental el que está siendo amenazado cuando persiguen a estos periodistas”, afirmó Corcoran. “Los reporteros realmente están tocando una fibra sensible y eso es lo que está haciendo que los maten”. Desde abril de 2012, por lo menos 86 periodistas y trabajadores de medios han sido asesinados en México, de acuerdo con datos de la Comisión de Protección a Periodistas.
Amenazas, intimidaciones y persecución: El Salvador registra más de 100 agresiones contra la prensa en 2022. La Asociación de Periodistas del país aseguró que al menos 10 comunicadores han salido del país “en condición de exilio”, de los cuales 7 son hombres y 3 son mujeres. La Asociación de Periodistas de El Salvador (APES) registró más de 100 agresiones contra la prensa entre enero y mediados de noviembre de este año, según datos de su Centro de Monitoreo a los que la agencia de noticias EFE tuvo acceso. El informe indica que hasta el 20 de noviembre se contabilizaron 107 agresiones, con 44 mujeres periodistas afectadas y 50 hombres. La APES, que ha sufrido también 3 agresiones, computó en el período señalado 10 “casos colectivos” y 8 contra medios de comunicación. Da cuenta de 10 periodistas que han salido del país “en condición de exilio”, de los cuales 7 son hombres y 3 son mujeres. En 2021, la APES registró un total de 219 vulneraciones contra la prensa, mientras que en 2020 fueron 125 y 77 en 2019. Las vulneraciones van, según los registros desde amenazas físicas y verbales hasta bloqueos al acceso a la información pública, intimidaciones y restricciones al ejercicio periodístico.
La detención del periodista José Rubén Zamora, director de El Periódico de Guatemala, el 30 de julio pasado es el hecho más reciente, y uno de los más graves, en la lista de agresiones a la prensa ocurridos en la región. Zamora y El Periódico representan el periodismo más crítico de Guatemala: han revelado corrupción, abusos de poder y compadrazgo en las élites económicas y políticas del país, incluidos el presidente Alejandro Giammattei y la Fiscal General Consuelo Porras. Los ataques a la prensa independiente en Guatemala, El Salvador y Nicaragua, son acciones de estados autoritarios que no cumplen con sus obligaciones internacionales en materia de derechos humanos, como garantizar la independencia judicial, respetar el derecho a la libertad de prensa y abstenerse de interferir en el goce de estas, con periodistas encarcelados y expatriados.
En Honduras, donde en pasados gobiernos la prensa independiente fue perseguida y varios reporteros asesinados, actualmente aún hay riesgos con la nueva administración de Xiomara Castro, con el desmantelamiento de mecanismos de protección para la prensa. Las prácticas antidemocráticas que buscan concentrar el poder y controlar el acceso a la información se extienden por toda Centroamérica incluyendo ahora a Costa Rica, el país con mayor desarrollo democrático de la región, cuyo actual presidente, Rodrigo Chaves Robles, no obstante, ya arremete, desde el poder que le confiere el cargo, con la prensa que le critica. Los gobiernos centroamericanos han escalado el hostigamiento a la prensa. Pasaron del acoso verbal, en conferencias de prensa o a través de centenares de cuentas troles en redes sociales, a una vigilancia permanente a través de la inteligencia estatal, amenazas directas, persecuciones penales explícitas, encarcelamientos, exilios provocados, asesinatos.
La Tribuna
