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Rusia, contra la prensa libre

El cierre definitivo de un diario crítico de las decisiones del gobierno de Vladimir Putin, en Rusia, resulta otro hecho sumamente lamentable que reconfirma el grado de autoritarismo y de cercenamiento a la libertad de prensa y de expresión que rige en ese país.
Vladimir Putin Mikhail Klimentyev - Pool Sputnik Kremlin

Moscu, Rusia.- Se trata del diario Novaya Gazeta, que dirigía el premio Nobel de la Paz Dimitri Muratov, galardonado por sus esfuerzos para salvaguardar la libertad de expresión, como condición para la democracia y la paz duradera.

Novaya Gazeta había sido clausurado el año pasado y ha sido cerrado ahora definitivamente por decisión de un tribunal de Moscú, que ratificó la revocatoria definitiva de la licencia del diario.

Un ente regulador del Estado, que obviamente responde a Putin, esgrimió como justificación de tamaño ataque a la libertad de los ciudadanos a acceder a información confiable, no manipulada por el gobierno, que el medio no había entregado a tiempo su declaración de principios, una mera excusa para acallar sus críticas cuando faltaban pocos días para que se cumpliera un año de la invasión rusa de Ucrania.

En opinión de Muratov, quien obviamente rechazó el tan caprichoso como improcedente cierre, esa decisión “solo beneficia a un grupo de personas que quieren que todo el país reciba únicamente propaganda oficial”. Es el mismo procedimiento que practican o desearían poder practicar muchos gobernantes que, como Putin, intentan constantemente poner palos en la rueda al periodismo independiente. La Argentina conoce bien ese tipo de arremetidas. Las denominadas leyes mordaza y las regulaciones oficiales a los medios siguen teniendo un lugar destacado en las mentes y programas de muchos de los autócratas que se reflejan en el espejo de Putin.

Es sabida la propensión del presidente ruso a sacar del medio a la prensa que no comulga con sus políticas cercenadoras de derechos de todo tipo.

Poco después de que Putin invadió a Ucrania, el Parlamento ruso, controlado por el oficialismo, aprobó una norma para prohibir las críticas a las Fuerzas Armadas y la propagación de “información falsa” sobre la guerra.

Esa decisión provocó que muchos medios se autocensuraran, otro objetivo solapado que persiguen para su beneficio los mandatarios que aborrecen de las libertades individuales en todas sus facetas.

LA NACION

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