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Se cumple un año del arresto provisional del periodista español Pablo González en Polonia

La pareja del periodista ruso de origen vasco encarcelado en Polonia Pablo González, Oihana Goiriena (d). EFE/David Aguilar

Por Łukasz Olender

Varsovia, Polonia.- La justicia en Polonia tiende a utilizar la detención provisional con demasiada frecuencia y durante demasiado tiempo, una práctica de la que ha sido víctima el periodista español Pablo González, que cumple el martes un año de encarcelamiento bajo esa condición en este país.

“En Polonia la detención preventiva se utiliza con mucha frecuencia. Hay un cierto automatismo en aceptar las peticiones de detención provisional presentadas por la fiscalía y en prorrogarlas”, dice a EFE Zuzanna Nowicka, abogada de la Fundación Helsinki para los Derechos Humanos.

Subraya que, aunque la fundación ya había comentado anteriormente el caso de González, no está implicada en él y, debido al secreto de la investigación llevada a cabo por la Fiscalía Nacional y la Agencia de Seguridad Interior (ABW), no puede evaluar las posibles pruebas contra el periodista.

González fue detenido el 28 de febrero del año pasado en Przemyśl, donde cubría la crisis de refugiados provocada por la agresión rusa a Ucrania.

Acusado de realizar actividades para la inteligencia militar de Moscú

La ABW acusó a González, que tiene doble nacionalidad hispano-rusa, de realizar actividades para la inteligencia militar de Moscú, por lo que podría enfrentarse a una pena de hasta 10 años de cárcel.

El 15 de febrero pasado, el Tribunal Regional de Przemyśl prorrogó la detención de González por cuarta vez, hasta el 24 de mayo.

Ohiana Goiriena-en la imagen- mujer del periodista Pablo González. EFE/ Luis Tejido

“Sobre la base de la información proporcionada por la ABW, la Oficina Subcarpática del Departamento de Delincuencia Organizada y Corrupción de la Fiscalía Nacional en Rzeszów inició la investigación sobre la participación de Pablo G. en las actividades de inteligencia extranjera contra Polonia”, fue la respuesta de fuentes gubernamentales a un pregunta de EFE sobre el caso.

Nowicka señala que el sistema judicial en Polonia tiene un problema con el uso de la detención preventiva.

“Como demuestra la investigación realizada por la fundación Court Watch Polska, hay un porcentaje de detenidos temporalmente mayor que los que posteriormente son condenados”, explica.

Agrega que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos también ha denunciado que Polonia tiene “un problema sistémico y no sólo esporádico con la aplicación de las detenciones”.

En opinión de la abogada el tribunal polaco tenía, desde el punto de vista legal, premisas para poner a Pablo González inicialmente bajo arresto, pero la letrada critica las medidas que se toman contra personas sospechosas.

“Debería haber un supuesto de mínima severidad. Al fin y al cabo, existen medidas preventivas como la libertad bajo fianza, la vigilancia policial o simplemente la prohibición de salir del país. En principio, debería aplicarse primero la medida preventiva menos incómoda”, dice.

González pasó la mayor parte del año en una celda individual y con limitadas posibilidades de comunicación.

En septiembre, llevó su caso ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos y también presentó la correspondiente denuncia ante el defensor del pueblo polaco.

A principios de febrero, el defensor del pueblo español, Ángel Gabilondo, escribió a su homólogo polaco interesándose por la situación de González.

En su denuncia al defensor del pueblo polaco, a la que tuvo acceso EFE, González indicó que se le asignó una celda para reclusos peligrosos, estrechamente vigilada 24 horas al día, 7 días a la semana y que, a pesar de ello, es objeto de frecuentes registros, “incluso varias veces al día”.

Encarcelado en una prisión de Radom

El periodista español se encuentra encarcelado en una prisión de Radom – a un centenar de kilometros al sur de Varsovia -, en una celda que tiene una ventana con una lámina opaca que no permite la entrada de luz natural y debido a la humedad como consecuencia de la escasa ventilación se forma moho negro en las paredes.

Según la denuncia, esta situación, la mala alimentación en la cárcel, el estrés y el aislamiento han afectado la salud de González, que manifiesta una significativa pérdida de peso.

En los últimos 12 meses, su comunicación con el exterior se limitó a las llamadas telefónicas a su abogado polaco y al cónsul español y no ha podido recibir visitas salvo una concedida en noviembre a la madre de sus hijos.

Sólo puede comunicarse con sus allegados a través de las cartas que a veces les llegan en forma de copia, porque son leídas y traducidas por las autoridades.

Portada EspañaEtiquetasJusticia, Pablo González, Polonia.

EFE